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Atravesamos una época de crecimiento sin precedentes para el fútbol femenino. En 2019, más de mil millones de espectadores presenciaron la Copa Mundial Femenina de la FIFA, y para el próximo año sin duda esa cifra será todavía mayor. La ampliación de la Copa Mundial a 32 equipos, a partir del próximo año, ofrece una de las medidas más visibles y significativas del crecimiento de la industria. Si bien el fútbol masculino ha requerido 44 años para aumentar desde una competición de 16 equipos hasta alcanzar su magnitud actual, el fútbol femenino tan solo ha requerido algo más de la mitad de ese tiempo.
No obstante, ampliar las competiciones sin más, puede perjudicar el fútbol. Los niveles variables y desiguales de inversión en el fútbol femenino han socavado a nivel histórico el equilibrio competitivo, creando experiencias deficientes para las futbolistas y los seguidores. La ampliación llega al núcleo del calendario internacional y plantea si ello puede aportar estabilidad al fútbol femenino, hallar un equilibrio saludable entre los clubes y los países, y en última instancia permitir a las jugadoras desarrollarse como atletas y alcanzar su pleno potencial. Afortunadamente, el modelo estadístico proporciona algunas de las respuestas: nos ayuda a comprender y predecir tanto la calidad como el grado de incertidumbre, o de riesgo, de las competiciones deportivas. Ello proporciona a las partes interesadas una herramienta cada vez más poderosa para ayudarlas a optimizar los resultados de cara a los torneos individuales y al calendario internacional en su conjunto.
Nuestro sistema de pronóstico, que clasifica a los equipos nacionales, nos permite comprender cómo la ampliación de la Copa Mundial hasta incluir 32 equipos podría afectar el equilibrio competitivo del torneo. ¿Qué significa su ampliación respecto a la relación entre los equipos más fuertes y los más débiles, y cómo afecta a la competición en su conjunto? Como muestra el siguiente gráfico, es interesante que son los equipos no incluidos entre los primeros 32, los que más han mejorado en los últimos tres años, y no los clasificados entre los puestos 25 a 32.
En teoría, podría preocuparnos que los ocho equipos adicionales de la Copa Mundial 2023 pudieran reducir el equilibrio competitivo, al sumar diversos equipos más débiles. Sin embargo, no existe razón para que una Copa Mundial de 32 equipos se corresponda perfectamente con el ranking global de selecciones nacionales. El torneo de 2019 incluyó a Jamaica, por ejemplo, que figuraba en el puesto 40 de nuestro modelo para ese año. En perspectiva para 2023, dos equipos no incluidos en nuestros 40 principales se han clasificado ya para la fase final. Nuestras simulaciones para el próximo año, basadas en nuestro modelo de equipos con mayor probabilidad de clasificación, predice una media de 3,3 partidos en la fase de grupos, con una diferencia de goles igual o superior a cinco: un aumento insignificante sobre la media de 2019, de dos partidos (el torneo de 2019 incluyó también 12 partidos de grupo menos, en total).
El riesgo tiene importancia no solo para el resultado de cada partido individual, sino también para la totalidad del torneo: las futbolistas disfrutan la tensión de la competición. En 2023, el menor porcentaje de equipos clasificados entre los grupos podría generar más sorpresas: existe mayor oportunidad de que los favoritos se vayan a casa antes. Además, el fortalecimiento de algunos de los equipos más débiles del torneo significa que muchos de los equipos de cada grupo de cuatro todavía tendrán la oportunidad de causar una derrota y de avanzar, como hicieron Nigeria y Camerún en 2019. Ello significa mayor competición y emoción para todo el mundo.
Nuestro modelo sugiere también que el 47% de la ronda final de partidos de grupo estará ‘predestinado' –sin resultado deportivo en juego– para, al menos, uno de los equipos participantes. Ese porcentaje sería casi idéntico al 50% que pudimos observar en 2019. Si bien ningún partido de la Copa Mundial es ‘intrascendente’, las futbolistas de algunos equipos disfrutarán las mismas oportunidades, en el partido final de grupo, de descansar y recuperarse antes de las fases eliminatorias.
La calidad de los partidos y la incertidumbre de su resultado son fundamentales para el modo en que percibimos un torneo y sus principales integrantes: los y las futbolistas. Incluso antes de que se dé el saque inicial, podemos pronosticar con confianza que la Copa Mundial 2023 seguirá promoviendo el fútbol femenino como entretenimiento y deporte de primera clase.
A medida que la industria del fútbol femenino mantiene su rápido crecimiento, algunas partes podrían verse tentadas a replicar las estructuras del fútbol masculino, aunque afronte enormes retos. Por ello las pruebas y el análisis son tan vitales: ofrecen alternativas. Al utilizar los datos para pronosticar competiciones, podemos alentar a todas las partes interesadas a sentarse y trabajar juntas para hallar nuevas soluciones. Ello abre la perspectiva de que las personas cuyo trabajo es vital para la industria –los y las futbolistas– puedan desarrollar sus carreras como atletas de élite, favorecidos por un calendario internacional que aporte estabilidad y una competición equitativa. Para que haciendo las cosas bien, como en la Copa Mundial del próximo año, todo el mundo tenga la oportunidad de ganar.
Sobre
Omar Chaudhuri
Como Jefe de Inteligencia de Twenty First Group, agencia para la inteligencia en el deporte, Omar Chaudhuri aprovecha el poder de los datos para apoyar a las organizaciones deportivas a la hora de tomar decisiones estratégicas y de fortalecer su narrativa. A lo largo de los últimos diez años ha trabajado junto a clubes de fútbol, organizadores de competición y grupos de inversión de los niveles superiores del deporte, ayudándoles a comprender cómo el uso eficaz de la analítica de datos puede facilitar el éxito deportivo y desbloquear su valor comercial.
