- El hermano mayor de Martín Saric, Mirko, se quitó la vida en el 2000, con 21 años, cuando se había consagrado como una de las grandes promesas del fútbol argentino
- Martín, también jugador, tuvo que irse al fútbol de Croacia para poder superar el trauma y realizar el duelo por la pérdida de su hermano
- Hoy, como representante de futbolistas, destaca la importancia de que los clubes atiendan a tiempo los problemas de salud mental de los jugadores, aún en las divisiones inferiores
Ya pasaron 21 años y Martín Saric todavía busca el momento del día para acordarse de alguna anécdota, una palabra o simplemente de la imagen de su hermano mayor Mirko.
También 21 años tenía el propio Mirko cuando en la mañana del 4 de abril de 2000 decidió quitarse la vida en la habitación de la casa que compartía con sus padres. Era una de las grandes promesas del fútbol argentino. Tenía un lugar consolidado en el primer equipo de San Lorenzo e incluso el propio Real Madrid había realizado ofertas para ficharlo. Pero los demonios en la cabeza y los problemas de la salud mental lograron torcer su voluntad y lo llevaron al abismo.
Hoy, en el Día Mundial de la Prevención contra el Suicidio, Martín comparte con FIFPRO las intimidades ante un hecho tan trascendental y analiza las claves que lo ayudaron a poder recuperarse de semejante golpe anímico y poder volver a levantar cabeza en su vida.
"Si hoy en el día la salud mental todavía es un tabú en los clubes de fútbol, imagínense lo que era hablar de depresión hace 21 años. Antes no había un psicólogo en ningún club y si uno comentaba que tenía problemas de salud mental, lo trataban como a un loco", le explicó Martín a FIFPRO en una entrevista.
En dos décadas, la atención a la salud mental en el fútbol cambió de manera drástica. En la actualidad, FIFPRO lanzó la Campaña Global sobre Salud Mental "Estás listo para hablar?", con el objetivo de brindarles a los futbolistas profesionales las herramientas adecuadas como para detectar las señalas de un posible problema de salud mental y luego actuar en consecuencia de acuerdo a los caminos adecuados y con profesionales en el tema.
Martín recuerda que en los meses previos al suicidio, Mirko había padecido tres hechos importantes que atentaron contra su estado de salud mental: Por un lado, había sufrido una grave lesión en una de sus rodillas que lo había alejado de los campos de juego. Además, había recibido el resultado de una muestra de ADN que demostraba que el hijo que presuntamente había tenido con su pareja no era de él. Y por último, se encontraba en medio de una disputa judicial por un accidente de tránsito protagonizado.
"Uno de los problemas que siempre tuvo mi hermano fue que no podía entender que haya personas que hicieran daño a otras a propósito y sin contemplar las consecuencias. No podía terminar de entender la maldad", afirmó.
"Poco antes de su muerte, él tuvo un accidente con su auto. Chocó y su vehículo salió disparado hacia la vereda. Ahí impactó contra un auto estacionado en la puerta de una casa. Cuando el dueño de ese auto salió, se arrojó encima del auto de mi hermano y se quejaba de que había sido herido por el accidente… El día que se suicidó, mi hermano tenía que ir a declarar ante la Justicia por ese hecho", completó Martín.
“Los jugadores dependen de su cuerpo y lo que maneja el cuerpo es la cabeza ”
Al momento del suicidio, Mirko se encontraba solo con sus dos padres. Sus tres hermanos, con los cuales eran muy unidos, ya no vivían en la casa. "Ese día yo estaba jugando en Sportivo Luqueño, de Paraguay. Me llamó una de mis hermanas diciéndome que Mirko estaba mal, que me necesitaba y que viajara de inmediato a Argentina. Me terminé enterando por un amigo que me estaba llevando al aeropuerto de Asunción. Quería romper todo".
Durante el año y medio siguiente, Martín decidió regresar a su país y continuar su carrera como futbolista en Argentina, para estar cerca de su familia. Pero al poco tiempo notó que si quería empezar a realizar el duelo de su hermano de la manera correcta debía buscar su futuro profesional muy lejos.
"Ese año y medio fue muy duro, horrible. Estaba jugando en Nueva Chicago y en todos los partidos, los hinchas rivales me gritaban cosas de mi hermano. Yo me peleaba con los propios hinchas, era imposible poder seguir de esa manera", afirmó Martín a FIFPRO.
Con 22 años, decidió mudarse al fútbol de Croacia, país de donde son oriundos sus padres, donde pudo armar su propia familia y donde permaneció durante casi una década. Martín permaneció 12 años en el exterior hasta regresar a su país.
"Una vez que me fui a Croacia pude empezar a realizar el duelo por lo de mi hermano y empezar a armar y disfrutar mi vida. No fui al psicólogo porque en ese momento descreía de ellos, mi hermano se había atendido con una terapeuta y le pasó lo que le pasó. Yo no creía. Pero al menos pude construir mi propia vida. En el fútbol de Croacia ya no era más el hermano de Mirko, me había convertido en Martín Saric", aseguró.
A los 32 años, Martín se retiró del fútbol y después de idas y venidas encontró su rumbo laboral en la representación de futbolistas y en el comercio de artículos de electrónica.
Hoy, con 42 años y con contacto diario con jugadores de entre 11 y 30 años, asume el valor imprescindible que tiene atender los trastornos de la salud mental de los futbolistas y destaca la importancia de saber escuchar los pedidos de ayuda.
"Los jugadores dependen de su cuerpo y lo que maneja el cuerpo es la cabeza. Si los clubes no entienden eso, ni siquiera van a poder disponer del mejor rendimiento de sus futbolistas. Hay que conocer sus historias, de dónde vienen, cómo son sus familias, cómo están. Para los jugadores que llegan del interior a los equipos de Buenos Aires les cuesta mucho el desarraigo de sus familias y eso debe ser atendido también. Hay que darles las herramientas para que aquel que sufra algún tipo de depresión, sepa que hay un lugar donde apoyarse y pueda ser escuchado", afirmó.