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Distel Zola: "Una dieta nutritiva es importante para que los niños aprendan y se mantengan en forma"

Historias de futbolistas

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El exinternacional de la República Democrática del Congo se incorporó en mayo al Programa del fútbol mundial para promover una mejor nutrición en el país. El futbolista, de 34 años, puso fin a su carrera deportiva para concentrarse en la Fundación Banazola, que fundó con su mujer Lorraine Lemaire para dar un mejor futuro a los niños congoleños de barrios desfavorecidos.

Por Distel Zola

Crecí en los suburbios de París y tuve que trabajar muy duro para todo lo que alcancé. No fue fácil.

Por ejemplo, cuando me llevaron a la academia del AS Mónaco, no se me puso fácil. Tuve que luchar por esas oportunidades para hacer una carrera del fútbol.

Mi mujer tampoco lo tuvo fácil. Perdió a sus padres cuando era muy joven. Nació en Namibia, donde su padre trabajaba como cooperante humanitario. Después, Lorraine fue a París con su madre, pero su madre murió y se crio en un orfanato. La sinergia de nuestras historias nos animó a crear Banazola, en 2021.

Esta resolución de instaurar la fundación se fortaleció también por jugar en Kinshasa, la capital de la República Democrática del Congo, y ver a los jóvenes de la calle y presenciar su pobreza. Queríamos retribuir algo a la comunidad, después de ver a niños sin padres. Nos pareció que podíamos utilizar el deporte para ayudarles.

El objetivo inicial era crear una estructura de emergencia. Entonces comenzamos a renovar una escuela en Kinshasa, y ahora trabajamos también con un orfanato. Utilizamos el deporte para sensibilizar a los jóvenes y darles las herramientas para tener un mejor futuro.

Tenemos un equipo sólido sobre el terreno, en Kinshasa, pues no estamos allí todo el tiempo. Viajamos al país cada tres meses, aproximadamente. A veces vamos los dos, y otras veces voy yo solo, o va solo Lorraine. Tenemos tres niños, y siempre tenemos que organizarnos en torno a ellos.

El año pasado organizamos un torneo con el AS Mónaco. El Programa Mundial de Alimentos (WFP), que lleva un tiempo apoyándonos, participó también. El torneo se centró en el deporte y la nutrición. Queríamos dar a los jóvenes las herramientas que les equiparían para una vida mejor. El deporte enseña a los jóvenes valores como la integridad y la confianza. La nutrición es un aspecto muy importante de la buena vida y por eso participa el WFP.

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El año pasado organizamos un torneo con el AS Mónaco. El Programa Mundial de Alimentos (WPS por sus siglas en inglés), que lleva un tiempo apoyándonos, participó también. El torneo se centró en el deporte y la nutrición. Queríamos dar a los jóvenes las herramientas que les equiparían para una vida mejor. El deporte enseña a los jóvenes valores como la integridad y la confianza. La nutrición es un aspecto muy importante de la buena vida, y por ello participa WFP.

Cuando WFP afirmó este año que quería contratarme como Seguidor de Alto Nivel, no lo dudé. He defendido durante mucho tiempo la necesidad de que los jóvenes escojan alimentos saludables; he visto de primera mano que las comidas en la escuela benefician a los niños y a sus familias. Como padre, sé la importancia de que nuestros hijos aprendan una dieta nutritiva y se mantengan en forma.

Como antiguo futbolista, puedo aprovechar mis redes sociales y hablar acerca de la nutrición y la necesidad de una mejor alimentación, así como del trabajo que WFP realiza en la República Democrática del Congo. WFP trabaja en programas de alimentación escolar, y los objetivos son que antes del año 2030 la mayor parte del país esté cubierto, de modo que ningún niño pase hambre en la escuela. Estoy encantado con trabajar con el WFP en la RD del Congo, y espero marcar la diferencia.

He tenido la gran fortuna de haber podido disfrutar mi carrera. Jugué en tres países, en dos continentes. Cuando estuve en Le Havre, jugué con algunos futbolistas fantásticos, incluyendo Riyad Mahrez y Romain Saïss. Pero lo más destacable de mi carrera fue jugar frente a 90.000 seguidores en Kinshasa, para la selección nacional de la República Democrática del Congo. Jugué también para los equipos juveniles de selección franceses, y he viajado mucho con ellos. Viendo todos estos países, aprendí que el entorno es distinto en cada lugar. Presenciar la vida en esos lugares ha abierto mi visión y me ha animado a tratar de cambiar las cosas. Cuando comencé mi carrera era un fanático del fútbol, pero al ver muchas otras cosas, comprendí que hay más vida que el fútbol.

Poder viajar es muy afortunado. Cuando creces en vecindarios de París, ves que las cosas son difíciles. Si no tienes la oportunidad de ir al extranjero, crees que todo el mundo es igual. Pero no es así. En Japón, por ejemplo, puedes ver la disciplina que la gente tiene para trabajar. En África, ves la calidez de la gente. Por eso, todos los lugares son diferentes. Haber sido capaz de viajar me ha dado la oportunidad de experimentar distintas culturas.

El fútbol me ha hecho un regalo. De hecho, me ha hecho muchos regalos. Uno de mis hijos nació en Estados Unidos. Cuando era pequeño, nunca pude soñar con tener un hijo nacido en América. Ello ocurrió debido al fútbol. Todas las oportunidades que tuve, las tuve debido al fútbol. Y deseo que Banazola retribuya a mi comunidad y dé oportunidades a los jóvenes, dándoles las herramientas para desarrollarse y conseguir lo mejor en sus vidas. Quizá un día puedan ser una super estrella o una persona normal. No importa, con tal de que sean felices.

Quisiera ver que Banazola continúa creciendo, y espero que se convierta en una gran ONG que pueda existir incluso cuando Lorraine y yo ya no estemos presentes. Hemos ayudado ya a más de 500 niños. No es tarea fácil, pues dependemos de las donaciones. Cuando jugaba en Estados Unidos, era más fácil, pues la mentalidad de los americanos es retribuir a la comunidad. Ahora que he vuelto a Francia, es más difícil.

Posiblemente otros jugadores puedan participar también, incluso mediante los sindicatos de jugadores. Los sindicatos tienen un rol muy importante que jugar para todo futbolista. Cuando estaba en Estados Unidos, tuve una disputa con un agente que me representaba y con el entrenador del club para el que estaba jugando, debido a un problema, cuando el entrenador ya no quería que jugase en su equipo. Hablé con el sindicato (el sindicato francés de futbolistas, UNFP) y me ayudó mucho para gestionar esa situación, pues era difícil luchar contra tu club y contra tu entrenador. Pero cuando estás en lo cierto, necesitas paz, y el sindicato me ayudó.