“Sé que mis lesiones no me permitirán dar lo mejor de mí,” afirma la guardameta de Australia y del Arsenal, Lydia Williams, quien se lesionó el ligamento cruzado anterior (LCA) en dos ocasiones, durante su carrera en el fútbol profesional.
Ambas lesiones requirieron cirugía de reconstrucción de rodilla, pero Lydia recuperó su puesto de estrella para su país en la Copa Mundial, y llevó su carrera profesional a nuevos máximos.
En The Secret Balance of Champions comparte cómo mantuvo su salud mental mientras recobraba su plena condición física.
“Había jugado únicamente tres partidos de temporada, cuando me lesioné el LCA por primera vez. Fue realmente duro,” afirma Lydia, que en aquel momento tenía previsto jugar en Suecia, pero que pasó los primeros tres meses de su recuperación en Australia.
”Para mí, lo peor fue estar en casa, sin equipo, pues obtengo mi energía e impulso al estar junto a mis compañeras. Aunque no entrene, prefiero verlas entrenar que tener que quedarme en casa, sintiendo lástima de mí misma.”
“Normalmente, no se retorna al juego antes de doce meses de rehabilitación, pero tuve que volver para la Copa Mundial 2015”
— por Lydia Williams
Lydia nació hace 33 años en Katanning (Australia), de madre estadounidense y padre descendiente de aborígenes. Su padre falleció cuando ella tenía únicamente 15 años, pero su filosofía de vida la ayuda en la actualidad.
“Debo a mis padres sus perspectivas de vida y su crianza; siempre sentí que mantenerme ocupada y rodeada de personas me ayudaría a superar momentos difíciles. Apliqué ese mismo enfoque a mis lesiones y fracasos.”
Tras un retorno al juego con éxito, la segunda lesión de la guardameta ocurrió mientras jugaba fuera de casa, de nuevo en Estados Unidos. Esta vez, su recuperación tuvo un plazo más ajustado.
“Normalmente, no se retorna al juego antes de doce meses de rehabilitación, pero tuve que volver para la Copa Mundial 2015 (para la que faltaba menos de un año).”
Lydia comprobó la utilidad de trabajar hacia un objetivo claro y rodearse de un equipo positivo.
“En realidad, alerté a mi equipo nacional desde el banquillo: “Tengo que volver a casa y tenéis que lidiar con esto.” Dos días después, tomé un vuelo de regreso a casa y pasé directamente por cirugía, al día siguiente.”
“La segunda lesión de LCA fue diferente a la primera. Dado que teníamos un programa tan ajustado, no tuve oportunidad de poner nada en duda. Tuve que ponerme manos a la obra o y confiar en mis entrenadores, quienes sabían lo que mi cuerpo era capaz de hacer.”
Al rehabilitarse de una lesión grave, los atletas suelen afrontar una barrera mental que deben romper antes de competir de nuevo. A tal fin, se asignó un psicólogo a Lydia, con el que hablaba semanalmente.
“La primera vez que competí sentí miedo.”
— por Lydia Williams
“Mi salud mental durante el periodo de rehabilitación fue verdaderamente buena. Hubo días buenos y días malos, pero estaba tan centrada en la Copa Mundial que no me importaba cualquier otro problema.”
“La única pregunta era: ‘¿Mi mente puede con ello?’ Recuerdo cuando me dijeron por primera vez que saltara. El entrenador me dijo: “Puedes hacerlo,” y yo dije: “No creo que pueda,” y él respondió: “Puedes hacerlo, ¡salta!” Tuve que confiar en que podría hacerlo.”
“La primera vez que competí sentí miedo. Mi entrenador afirmó: “Simplemente, ve a por ello. Has hecho todo lo que debías hacer y estás bien.”
Poco tiempo después, jugó contra futbolistas masculinos y superó la prueba.
“Choqué contra uno de ellos, y no pasó nada; me sentía como: “Vale, está todo bien.”
Impertérrita, Lydia completó su recuperación a tiempo de dar vida a sus sueños de la infancia.
“Creo que probablemente me siento más orgullosa del modo en que me recuperé de mi segunda lesión de LCA. Me reincorporé al juego después de nueve meses y llegué hasta la Copa Mundial, durante la cual pudimos alcanzar nuestra mayor calificación en la historia de la selección nacional australiana, tanto en el fútbol masculino como en el femenino. Ese es probablemente el momento en que me sentí más orgullosa. También me encantó participar en los Juegos Olímpicos: era uno de mis sueños.”
Lydia manifiesta que comunicarse y hablar con sus entrenadores la ayudó a superar los altibajos de su deporte. Mantiene también una actitud de agradecimiento por la trayectoria que todavía recorre como profesional.
“Incluso si ocurre una lesión o si hay momentos en los partidos en que no sigues el camino marcado, siempre he tratado de apreciar mi trabajo y el modo en que llegué a él, en primer lugar. Creo que puedes conseguirlo todo y cualquier cosa, siempre que enfoques tu mente en ello y continúes amando lo que haces.”