En las próximas semanas, voy a escribir en este sitio web acerca de mis experiencias como futbolista, abarcando cuestiones como la salud mental, la planificación para la segunda carrera, el fútbol femenino y, por supuesto, el impacto de la actual pandemia de coronavirus.
Crecí jugando en la Academia de fútbol del Manchester City. Perdía dos días de colegio cada semana para poder ir a entrenar. Estaba seguro de que un día jugaría en primera división para el club que seguía desde niño. Aunque eso no ha ocurrido, mi carrera como futbolista profesional ha sido excitante y me ha llevado a distintos lugares del mundo.
He jugado para clubes de Inglaterra, Estados Unidos y Escandinavia. En la actualidad, juego para el Örebro Syrianska, equipo de la tercera división sueca.
Soy afortunado de poder considerar como buenos amigos a mis compañeros de equipo, entrenadores y personal del club de toda procedencia, quienes constantemente me abren los ojos sobre lo que el fútbol significa para ellos.
Una de las cosas más sorprendentes que he aprendido durante mi carrera, es que los estereotipos sobre la forma de vida de la mayoría de los futbolistas profesionales son totalmente erróneos. Según un estudio de FIFPRO realizado en 2016, el 45% de futbolistas profesionales gana menos de 1.000 dólares mensuales.