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Claudia van den Heiligenberg: “Tenemos que asegurar derechos básicos para las futbolistas”

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Claudia van den Heiligenberg
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Claudia van den Heiligenberg

Exinternacional neerlandesa, trabaja para el sindicato neerlandés VVCS. Hace poco asumió como coordinadora de proyecto para Raising Our Game Europe 2025.

Tenía 18 años cuando me invitaron a realizar una prueba con la selección nacional neerlandesa. Era juvenil y jugaba en segunda división, así que le dije a mi madre, que también había jugado para la selección nacional, que no esperaba mucho. Pero me quedé en el equipo durante años hasta que me lesioné antes de la Copa Mundial de 2015.

En 2007/08 se lanzó oficialmente una nueva primera división para el fútbol femenino en Países Bajos. Al ser jugadora de la selección nacional, se me permitió escoger el club en el que quería jugar. Elegí el AZ, que demostró ser una buena elección: ganamos tres títulos de liga y una copa. Después, jugué para el Ajax, el USV Jena y el Bayern Múnich.

Cuando dejé la práctica activa pasé una mala temporada, pensando qué hacer. En realidad, nunca estudié. Había realizado algunos cursos pero me centraba básicamente en el fútbol. Siempre di por hecho que podría trabajar en cualquier lugar, lo que era así siempre que pudiera compaginarlo con ser futbolista. Pero cuando me retiré entendí que probablemente terminaría trabajando como cajera en un supermercado o en algún puesto similar. Esa no era la idea que yo tenía.

Me tomé tiempo para reflexionar en lo que deseaba realmente. Quería seguir en el fútbol y me pidieron incorporarme al VVCS. Actualmente me encargo del fútbol femenino y soy el primer punto de contacto para las futbolistas.

También colaboro con WorldCoaches, programa comunitario dirigido por la Federación Neerlandesa de Fútbol (KNVB). Durante los últimos cuatro años he participado en proyectos desarrollados en países como Jordania, Lituania, Marruecos y Sudáfrica. Estamos formando entrenadores locales que trabajan con gente procedente de vecindarios en situación desfavorecida y les ayudamos a afrontar sus retos.

Hace poco empecé otro trabajo: soy coordinadora de proyecto para Raising Our Game Europe 2025 (ROGE25). Lanzamos ese programa en enero.

Raising Our Game Europe 2025 (ROGE25)

ROGE25 está concebido para desarrollar herramientas y recursos para apoyar los sindicatos de jugadores, promoviendo igualdad de oportunidades, acceso e inclusión para las futbolistas.

El proyecto incluye a siete países socios: Chipre, Dinamarca, Francia, Italia, Portugal, Países Bajos y Eslovenia. Además otros cinco países son miembros afiliados del proyecto: Inglaterra, Grecia, Escocia, España y Suecia.

Vamos a investigar la situación actual en estos países para identificar fortalezas y debilidades en cada uno de ellos y definir qué ámbitos podrían o deberían mejorar. Vamos a desarrollar herramientas específicas según las necesidades de cada sindicato de jugadores.

Nuestro objetivo general es mejorar los derechos básicos de las futbolistas. Como jugadora yo apenas tuve derechos, aunque nunca comprendí verdaderamente lo precario de mi situación. En la mayoría de países las futbolistas tienen un segundo empleo para mantenerse. Por ejemplo yo trabajé para la policía.

Cuando estas futbolistas se lesionan, no tienen seguro y quedan a merced de la voluntad de su empleador para ayudarlas.

“Está muy bien que juegues al fútbol y sufras una lesión del ligamento cruzado, pero ya no puedes seguir trabajando para mí. ¿Y quieres que paguemos por eso?”

Como jugadora, con frecuencia permites que los clubes te utilicen porque amas jugar. Pero ¿qué obtienes a cambio?

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En Países Bajos hay clubes que esperan que las futbolistas se entrenen, jueguen y se comporten como profesionales, incluyendo realizar actividades comerciales, aunque ninguna de ellas tenga contrato, excepto las dos profesionales que exige el sistema de licencia. Las otras obtienen una ‘prestación como voluntarias’. Eso es todo.

Cuando comencé a trabajar para el VVCS, inmediatamente afirmé que un convenio colectivo es la prioridad para el fútbol femenino para asegurar las condiciones laborales y derechos básicos de las jugadoras.

En diversos países los principales equipos están realizando grandes avances en el fútbol femenino. Sin embargo, muchos otros clubes –incluso en los mismos países– están quedando atrás porque carecen de medios. Si juegas para un equipo más pequeño, entrenas y después de la práctica te apresuras al trabajo sin disfrutar del descanso suficiente. Y luego tienes que jugar contra los primeros equipos, cuyas jugadoras sí que tienen tiempo suficiente para recuperarse después del entrenamiento.

Tal situación únicamente amplía la brecha de desigualdad entre los equipos. Si conseguimos mejorar las condiciones de las jugadoras en los equipos más pequeños, no cerraremos la brecha del todo, pero haremos que el juego sea más igualitario y que ofrezca a más mujeres la oportunidad de convertirse en futbolistas profesionales.

Espero que con el proyecto ROGE25 podamos proporcionar a los sindicatos las herramientas necesarias que permitan a las futbolistas dar un paso importante hacia la igualdad en el fútbol. Estamos encantados y agradecidos de que la Unión Europea subraye el valor de este proyecto, proporcionándonos una subvención, y haremos todo lo que esté en nuestra mano para que ROGE25 sea todo un éxito.