World Cup Trophy

La Copa Mundial de la FIFA y la situación de los derechos humanos en Qatar

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Este domingo comienza la Copa Mundial de la FIFA en Qatar y, aunque será un momento cumbre en la carrera de muchos de nuestros futbolistas miembros, se celebra bajo circunstancias preocupantes.

Las declaraciones publicadas la semana pasada por un embajador qatarí de la Copa Mundial, en las que calificaba la homosexualidad de "daño en la mente" son una clara señal de que este Mundial no puede ser vivido libremente por todos. Rechazamos enérgicamente este comentario de odio. Además, mientras el fútbol avanza hacia la inclusión de todos, incluida la comunidad LGBTQIA+, consideramos que su comentario es increíblemente perjudicial. Su actitud demuestra que no todo el mundo será bienvenido en esta Copa. Esto perjudica a nuestro deporte.

Durante los últimos años, FIFPRO ha trabajado con Amnistía Internacional, la ICM, los sindicatos nacionales de futbolistas y los jugadores a nivel individual para impulsar reformas laborales y de derechos humanos en Qatar, y lograr lo que se ha anunciado como un legado de la Copa Mundial. En la actualidad, si bien se han hecho progresos a nivel legislativo, no creemos que un legado se haya logrado suficientemente. No se ha creado un centro de trabajadores inmigrantes, no existen fondos de la Copa Mundial para compensar a los trabajadores y sus familias, los sindicatos siguen estando prohibidos y las mujeres siguen sin disfrutar de la igualdad de derechos. Este no es el tipo de legado que la mayoría de los futbolistas quieren ver de parte del deporte global.

Muchos jugadores siguen compartiendo su preocupación por la situación de los derechos humanos alrededor del Mundial y harán oír su voz en las próximas semanas. Tenemos el privilegio de representar, junto con sus sindicatos nacionales, a muchos futbolistas de la Copa Mundial. Seguiremos presionando con ellos para que se produzcan más cambios, junto a nuestros socios, incluidos los sindicatos y las organizaciones de derechos humanos. La Copa debe ser verdaderamente global y ser compartida por todas las comunidades, culturas y personas. Sin unas verdaderas normas de derechos humanos y una auténtica inclusión, esto es imposible.

En el futuro, los futbolistas que hacen de la Copa del Mundo y de otros torneos de fútbol lo que son, deben poder opinar sobre cuándo y dónde se celebran estos eventos y en qué condiciones. Las deficiencias de este Mundial relacionadas con los derechos humanos deben ser un catalizador para perseguir el impacto global positivo que nuestro deporte puede lograr.