Sobre
Marshall Munetsi
El centrocampista de Zimbabue, de 26 años, es miembro del Consejo Mundial de Futbolistas de FIFPRO y dona el 10% de sus ganancias a su propia fundación, que contribuye a brindar formación para niños en situación desfavorecida de su país.
A principios de este año me incorporé al Consejo Mundial de Futbolistas de FIFPRO, conocido internacionalmente como GPC, una entidad que ejerce como voz para los futbolistas profesionales. Somos un total de 35 jugadores incluyendo a Giorgio Chielini, Lucy Bronze y Arturo Vidal, y proporcionamos la perspectiva del jugador acerca de cuestiones como el calendario internacional de partidos, los estándares laborales, el uso de datos personales y el abuso en redes sociales.
Una de las principales razones por las que me uní al GPC fue para ayudar a abordar el problema de los falsos agentes. Es un tema que me apasiona y que se ha convertido en un gran reto, especialmente en África.
Siendo de Zimbabue, he visto amigos y antiguos compañeros de equipo perder mucho dinero –dinero que les ha costado mucho ganar, dinero que les costó mucho ganar a sus padres– debido a que otras personas se hacían pasar por agentes de fútbol. Lo vi con mucha frecuencia cuando jugué en Sudáfrica.
Muchos de estos jugadores recibieron falsas promesas y les vendieron el sueño de jugar en Europa. Sé de algunos que incluso volaron a Europa, tan solo para llegar al aeropuerto y encontrarse con que nadie estaba allí para recibirles. Estos falsos agentes les habían quitado su dinero a cambio de nada.
Como futbolistas tenemos que tomar nota de las advertencias al respecto que nos llegan desde FIFPRO y los sindicatos.
Si alguien que dice ser agente de fútbol se pone en contacto contigo a través de Instagram con una oferta de un club, tan solo se necesitan cinco minutos para llamar a tu sindicato y preguntar si esa persona está inscripta con la FIFA o no. Eso podría evitarte que te timaran algunos miles de dólares.
Nos corresponde a nosotros, como jugadores, asumir la responsabilidad de solicitar consejo a nuestros sindicatos. Están ahí para los futbolistas.
Cuando un jugador se manifiesta a nivel individual puede convertirse en objetivo claro. Pero cuando formas parte de un sindicato, cuando formas parte de un colectivo, eso da a los futbolistas voz para plantear nuestras inquietudes. Un sindicato nos permite hallar soluciones sin que nos repercutan a nivel individual. Desempeñan un papel importante para los jugadores.
Primero me uní al sindicato nacional de Zimbabue y después a FIFPRO África cuando comencé en 2018 a jugar para la selección nacional.
Vieron que yo era una persona que alzaba mi voz para hablar en nombre de otros. Algunos futbolistas pueden sentir temor o ser reticentes a decir, a hablar –lo que es totalmente aceptable, todo el mundo es diferente–. Pero para mí es importante no huir de las cuestiones que nos afectan como futbolistas, rectificar problemas con soluciones y así ayudar a la próxima generación. Ser la voz de otros es algo que me ha acompañado desde la escuela, cuando fui subdelegado.
Jugué por última vez para la selección nacional a finales de 2021. La Comisión de Deportes y Actividades Recreativas de Zimbabue (SRC) interfirió con la Federación Zimbabuense de Fútbol (ZIFA), algo prohibido por la FIFA. En consecuencia las selecciones nacionales masculina, femenina y juvenil quedaron suspendidas del fútbol internacional.
Eso significa que no pudimos participar en el último partido clasificatorio para la Copa Africana de Naciones –creo que lo más probable es que tampoco participemos en el clasificatorio para la Copa Mundial– e impide también a los clubes de Zimbabue competir en la Liga de Campeones de la CAF.
A algunos jugadores de Zimbabue se les niega una gran oportunidad aquí: muchos futbolistas en su mejor momento no pueden jugar a nivel continental e internacional. Pero, lo que es todavía más importante, la prohibición de Zimbabue está teniendo un efecto negativo a nivel socio-económico en el país.
Creo que el sindicato debería haber hecho las cosas mejor en su diálogo con la FIFA y para encontrar una posible solución que no afectara a la joven generación que está ahí porque existe talento en Zimbabue. Los jugadores han visto que hemos avanzado en Europa y también que yo he jugado aquí en Francia.
Este mes podríamos haber jugado con Marruecos, semifinalistas en Qatar 2022 –el único equipo africano que alguna vez ha llegado a esa instancia– y hubiera sido una fiesta. Su primer partido competitivo luego de ese histórico logro hubiera sido contra Zimbabue. Al país se le ha negado lo que hubiera sido una ocasión verdaderamente especial.
Por lo tanto, la decisión del gobierno de interferir en cuestiones futbolísticas, lo que causó que la FIFA desclasificara a la selección nacional, está repercutiendo negativamente en el país a nivel socio-económico.
Si Mo Salah tuviera que venir a Zimbabue con Egipto se llenaría el estadio. La gente va a comprar las entradas, los hoteles van a reservarse. Lo mismo es aplicable si Sadio Mane y Senegal vinieran a la ciudad.
Para nosotros, los futbolistas, es importante hablar claro sobre cuestiones como esta. La situación en Zimbabue es una de las razones por las que me incorporé al GPC de FIFPRO. Contribuye a destacar cuántos casos como este están poniendo en desventaja a la generación más joven, particularmente de África.
Como futbolistas tenemos voz. Y mediante un sindicato podemos aprovechar esa voz colectiva para impulsar un cambio positivo. Seguiré empleando mi voz para ayudar a la próxima generación de África y de más lejos.