- Ali Riley será la capitana de Nueva Zelanda en la Copa Mundial Femenina de la FIFA de este año
- La defensora del Angel City explica por qué el torneo que co-organizará su país será el mejos hasta la fecha
- Riley, de 35 años, habla también sobre el papel del Consejo Mundial de Futbolistas de FIFPRO y los avances en los derechos laborales de las futbolistas
Veterana de cuatro Copas Mundiales femeninas, Ali Riley se dispone a capitanear en 2023 la selección de Nueva Zelanda, una de las organizadoras del máximo certamen femenino, que se disputará en julio.
Es mucho lo que ha cambiado el torneo desde que la defensa del Angel City hizo su debut en China 2007: “Ahora es totalmente diferente, incluso difícil de comparar".
Si bien se han conseguido grandes avances en el fútbol femenino desde entonces –mejores condiciones laborales y mayor profesionalización– todavía debe hacerse más.
Por eso FIFPRO se ha sentado con Riley para debatir lo que significa para Australia y Nueva Zelanda organizar la Copa Mundial Femenina 2023, el Consejo Mundial de Futbolistas de FIFPRO, y qué más debe hacerse para hacer avanzar los derechos laborales de las futbolistas.
Ali, las dos últimas Copas Mundiales –Canadá 2015 y Francia 2019, especialmente– fueron consideradas en su momento hitos para el deporte femenino. ¿Anticipas lo mismo para Australia-Nueva Zelanda en 2023?
Sí, espero que sea el evento de mayor éxito para el deporte femenino hasta la fecha. Es un gran honor que Australia y Nueva Zelanda sean los países anfitriones. Creo que hemos llegado a un punto en que este debe ser el mejor torneo de la historia y los seguidores, la participación, los medios de comunicación, estarán en otro nivel. Pudimos observar éxito de cifras en Francia y creo que, desde entonces, este deporte ha llegado muy lejos. Será un gran hito y será un gran trampolín para conseguir incluso más cambios en el futuro.
Hiciste tu debut en la Copa Mundial de 2007. ¿Cuáles te parecen que han sido los mayores cambios desde entonces?
Ahora es totalmente diferente, incluso difícil de comparar. El fútbol ha cambiado con las futbolistas, que están más empoderadas, tienen mejores recursos, mejores condiciones para el entrenamiento. Un mayor número de futbolistas son profesionales y, por supuesto, eso cambia el juego a nivel internacional. Más allá de ello, observamos también jugadoras que están asumiendo una postura en cuestiones importantes que les incumben (no necesariamente en relación al fútbol), y tratan de dejar una impronta en distintas comunidades y hacer del mundo un lugar mejor. Tenemos el privilegio de ser atletas profesionales y de tener esas plataformas, y parece que muchas de nosotras las utilizamos ahora para hacer algo positivo.
“Hemos llegado a un punto en que este debe ser el mejor torneo de la historia y los seguidores, la participación, los medios de comunicación, estarán en otro nivel.”
— por Ali Riley
¿Qué significa para Nueva Zelanda ser país coanfritión del torneo?
Será inspirador para las jóvenes de Nueva Zelanda tener a las mejores futbolistas del mundo jugando partidos en su patio trasero. Es algo que las motivará y capacitará para mantener una representación diversa, como tener futbolistas que hablarán no solo sobre fútbol, sino sobre cuestiones de justicia social y derechos humanos. Creo que esto inspirará a la próxima generación y verdaderamente hará crecer el juego. Lo necesitamos en Nueva Zelanda y, especialmente como Kiwi, queremos que más jugadoras, más chicas, comiencen a jugar. Pero, lo que es más importante, queremos que las jóvenes sueñen con que son capaces de hacer cualquier cosa.
En 2014 cuando estabas en el FC Rosengard sueco formaste parte de las primeras futbolistas en organizarse. ¿Puedes darnos algún contexto al respecto y qué estabas impulsando entonces?
En 2014, cuando tuve mi primera comunicación con FIFPRO, me sorprendió ver el estándar global para las mujeres y a qué recursos no teníamos acceso. Tuvo un gran impacto sobre mí. Echando la vista atrás sobre cuánto ha cambiado el juego a nivel profesional, tanto en el ámbito nacional como internacional, con la ayuda de FIFPRO, distintas ligas y federaciones, veo que es muchísimo. El hecho de tener protección para la maternidad y poder ejercer una carrera e iniciar una familia al mismo tiempo es, probablemente, algo que muchas jugadoras no podían ni siquiera pararse a considerar. Las políticas de maternidad –o la falta de las mismas en aquel momento– era algo que verdaderamente me sorprendió. Eso es algo que ha cambiado drásticamente, a mejor.
Cuando estaba haciendo el podcast Changing The Game, hablando a algunas de las futbolistas estrellas de la Copa Mundial 1991, incluso de la Copa Mundial 1999, esas jugadoras no podían vivir de sus salarios en el fútbol. Mucho menos formar una familia y jugar al fútbol. El mundo ha cambiado mucho. A veces en el deporte puede requerir algo más de tiempo pero hemos conseguido enormes cambios.
Podcast "Changing the Game"
¿Qué tipo de trabajo has estado haciendo con el Consejo Mundial de Futbolistas de FIFPRO?
Algo que deseamos priorizar y debatir es el gran abuso en línea que están afrontando las futbolistas. Con las redes sociales enfrentamos cuestiones sin precedentes y observo que es algo que FIFPRO y otras organizaciones se toman seriamente: combatir la discriminación y el abuso. Esa es una importante conversación que mantener, así como qué condiciones van a existir en la Copa Mundial Femenina. Especialmente después de Qatar 2022, cómo fue esa Copa Mundial y cuáles serán las oportunidades que tendremos como jugadoras para nuestro propio Mundial.
¿Qué más consideras que debe hacerse para hacer avanzar los derechos de las futbolistas a nivel mundial?
Es importante comenzar a ver parte de la riqueza, que las grandes organizaciones han generado con el fútbol, ir a parar a las manos de las futbolistas, de forma que podamos asegurar que podemos cuidar de nuestro cuerpo y mantener largas carreras futbolísticas. La gente dice que el deporte femenino no es importante ni emocionante. Obviamente no lo creo. Si se invierte en nosotras, los seguidores llegarán.
Debemos mantener un estándar global más elevado –o mantener un mínimo–, para que las jugadoras puedan sentirse seguras y así además sobresalir en nuestro deporte. La Copa Mundial es una gran oportunidad para que la FIFA implemente algunos cambios y, a partir de ahí, creo que otras organizaciones, otras federaciones, otros clubes, asumirán la delantera. Espero que eso tenga un efecto dominó. Sin duda, creo que las futbolistas están manifestándose acerca de tantas cuestiones importantes y es hora de que las organizaciones escuchen.
