Las señales y los síntomas varían, dependiendo del tipo de problema de salud mental y de la persona que lo sufre.
Experiencias y síntomas comunes a tener en cuenta:
Cambios en los patrones del sueño
Cambios notables en los patrones del sueño, tales como la falta o el exceso de reposo. Cansancio significativo y repentino o baja energía.
Cambios en el apetito
Cambios extremos en el apetito, como comer en exceso o demasiado poco.
Disminución del cuidado personal.
Cambio en el grado de cuidado personal, como falta de aseo, afeitado o indiferencia para mostrarse presentable ante otras personas.
Dificultades para realizar tareas cotidianas
Incapacidad para ocuparse de las actividades cotidianas.
Cambios de humor
Cambios rápidos y notables en el estado emocional, súbitos cambios de humor, estallidos repentinos de ira, hostilidad y violencia.
Aislamiento social
Alejamiento social reciente de los amigos o de la familia, como no asistir a fiestas o reuniones sociales.
Pérdida del interés
Falta de interés en hobbies o en actividades que normalmente se disfrutan.
Problemas relativos a procesos de pensamiento
Problemas para mantener concentración, atención y memoria, pensamiento o discurso lógico, cuya causa no es obvia.
Comportamiento extraño
Conducta extraña, inusual y peculiar en comparación con el modo habitual de actuar de la persona.
Dolor físico
Diversos problemas físicos sin causa clara, como dolor de estómago, de espalda o de cabeza.
Abuso de sustancias
Consumo frecuente y repentino de alcohol y/o drogas.
Como reaccionar
Si observas que un jugador manifiesta estos síntomas, recuerda no juzgarle y permitirle contar su historia. Ten en cuenta que hay recursos disponibles. Además, anímale a buscar ayuda, como la que puede proporcionar un especialista en salud mental.
Si un jugador manifiesta pensamientos suicidas o tendencia a autolesionarse, llama inmediatamente a los servicios de emergencia.