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Mushaga Bakenga: "Invertir en la salud mental de los futbolistas debe ser una prioridad absoluta"

Historias de futbolistas

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El delantero noruego ha jugado en Bélgica, Dinamarca, Alemania, Japón y en su país natal. El jugador del Stabaek, de 31 años, explica por qué introducir profesionales de la salud mental en los clubes puede ayudar a los jugadores dentro y fuera del terreno de juego.

Por Mushaga Bakenga

Yo solía ser una de esas personas que no creían necesitar apoyo en salud mental. Tenía una familia cercana y amigos con los que podía hablar, me sentía fuerte e intocable. Pero eso fue antes de que empezara a sufrir lesiones. 

Por aquel entonces yo jugaba en un club que estaba muy al norte de Noruega, donde seis meses al año estaba completamente oscuro y los otros seis había luz. Me resultó difícil adaptarme. No quería levantarme por la mañana e ir a entrenar, mi carrera no iba en la dirección que yo pensaba y lo odiaba. Odiaba el fútbol.  

Cada partido era una lucha y, con la carga adicional de múltiples lesiones en el tendón de Aquiles, terminé pensando: esto no merece la pena, quiero dejarlo 

Fue entonces cuando volví a mi ciudad natal y, cuando estuve rodeado de mi familia y amigos, me di cuenta de lo deprimido que había estado. Tuve que estar en un buen lugar para darme cuenta de que estaba en un mal lugar y de que era mi situación la que tenía que cambiar, no mi carrera.  

Siempre pensé que si tenía problemas mentales lo sabría y haría algo para cambiar mi forma de sentirme, pero no siempre funciona así. Y al hablar con más jugadores sobre este tema, más me di cuenta de lo común que era.  

Si hubiera tenido a alguien con quien hablar en ese momento, como un profesional dedicado a ayudarme a desentrañar mis sentimientos y frustraciones, creo que habría podido enfrentarme a la situación de una forma mucho más sana.  

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Ahora soy miembro del comité ejecutivo del sindicato noruego de futbolistas, NISO, y hemos elaborado una encuesta sobre salud mental para los jugadores y así saber cuántos tienen problemas con este aspecto de su carrera. Los resultados mostraron que la mayoría de los encuestados no solo habían sufrido depresión, sino que además sentían que no contaban con el apoyo de su club para afrontarla. 

Llevo mucho tiempo diciendo que un coach de salud mental es una inversión fundamental para el bienestar de cualquier equipo y espero que la encuesta inspire a algunos clubes a tomar medidas. En la gran máquina de este deporte no es un gasto especialmente enorme y los beneficios para el rendimiento de los jugadores merecerían con creces la inversión.  

Sin embargo, soy consciente de cómo funcionan las cosas: sale la encuesta, los medios de comunicación escriben sobre ella y todo el mundo dice: "Oh, sí, esto es algo que hay que abordar", pero luego surge una nueva historia y no se hace nada. Mi objetivo inmediato es arrojar más luz sobre la situación y ejercer más presión para que cambie. 

El mejor equipo de Noruega ya ha empezado a contratar los servicios de un coach de salud mental, y todos los jugadores y el personal le atribuyen el mérito de su reciente éxito. La mejora individual de los jugadores ha sido asombrosa y el club está cosechando los frutos. Con un ejemplo tan real de los beneficios, no sé por qué todo el mundo no está ya clamando por seguir el ejemplo.  

El talento es una gran parte del fútbol. Sin embargo, todo el talento del mundo no te ayudará a rendir al máximo si tu cabeza no está en el lugar adecuado. Resulta extraño que se ponga tanto énfasis en prepararnos mentalmente para los partidos y, sin embargo, hablar de nuestra salud siga percibiéndose como una debilidad, en lugar de una herramienta necesaria para el rendimiento.  

En la actualidad, el entorno de los futbolistas, especialmente de los más jóvenes, es mucho peor que antes, y las redes sociales se han convertido en un canal para el abuso y la crítica. Todo gira en torno a lo que piensan los demás.  

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Cuando las cosas te van bien, te ensalzan y te alaban, pero basta un mal partido para que te masacren. Imagínate llegar a casa del trabajo y encontrarte con una gran cantidad de mensajes diciéndote lo malo que eres, eso pasa factura. Los jugadores necesitan formación para desarrollar la capacidad de enfrentarse a estas situaciones porque algunas cosas son realmente desagradables. Te afecta. 

A lo largo de mi carrera he recibido muchas amenazas, mensajes abusivos y comentarios racistas de todo el mundo. La mayor parte del tiempo intento ignorarlo, pero hace unas semanas me harté e hice públicos algunos de los comentarios más recientes. Sorprendió a mucha gente, pero yo quería hacerlo por los jugadores más jóvenes, para demostrarles que esto existe y que siempre habrá algún idiota detrás de un teclado que se creerá con derecho a hacerte sentir fatal, pero tienes que aprender a no dejar que te afecte.  

Para mí ha sido un paso importante porque quiero luchar contra este aspecto del fútbol. Pero al mismo tiempo, quiero preparar a otros jugadores para lo que se avecina, porque lo hará seas quien seas. Los futbolistas más jóvenes buscan en los mayores un ejemplo a seguir, y yo quiero llevarles por el mejor camino posible para el futuro.  

Recuerdo cuando era joven en el Rosenborg y jugaba con un grupo de jugadores mucho más veteranos que se habían consolidado en la Premier League y a los que admiraba mucho. Fue entonces cuando tuve mi primera experiencia con un coach de salud mental pero, a mis 18 años, me dejaba llevar por los demás. Los otros jugadores despreciaban los servicios y no se tomaban en serio los ejercicios, ni siquiera buscaban sesiones individuales, y yo seguí su ejemplo y lo consideré innecesario. No aprecié lo que se me ofrecía.  

Luego, cuando jugué en Bélgica, tuve acceso a otro coach de salud mental y en ese momento me di cuenta de que necesitaba ese apoyo. Mi madre, que es en gran medida mi terapeuta en la vida cotidiana, me animó a hablar con él. Me ayudó mucho a resolver mis problemas y a mejorar mi rendimiento. Pero aun así, no había aprendido la lección. Me olvidé por completo en cuanto me sentí mejor. La vida volvía a irme bien, así que descuidé esa faceta de mi desarrollo, lo que contradice el objetivo de un coach de salud mental, porque si quieres dar lo mejor de ti en el terreno de juego, la mente necesita cuidados constantes, como cualquier otra parte del cuerpo. 

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La última vez que encontré este tipo de apoyo fue en un club noruego hace algunos años. La persona en cuestión fue contratada como preparador físico, pero tenía un máster en psicología y empezó a hablarme de aspectos más cerebrales de mi rendimiento. Cambió mi vida y mi carrera.  

Me encontraba en una posición en la que estaba mucho más abierto a escuchar, lo que me permitió asumir todo lo que me decía, desde el sueño hasta el entrenamiento, pasando por los ejercicios mentales. Me proporcionó herramientas que sigo utilizando hoy en día.  

A esas alturas ya no me dejaba llevar por el resto y estaba en condiciones de cambiar el enfoque ingenuo de la salud mental con el que había crecido para los jugadores más jóvenes de mi plantilla. Así que animé todos a que utilizaran los servicios que tienen a su disposición.  

No podía expresar lo suficiente cómo este aspecto de la atención podría abrir sus carreras, ayudarles a enfrentar los bloqueos que les estaban frenando y ayudarles a alcanzar todo su potencial. El resultado fue muy positivo para el equipo y creó un ambiente de trabajo muy sano para los jugadores.  

Cuando los clubes contratan a un entrenador de salud mental, aunque sea a tiempo parcial, no solo están prestando un servicio a los jugadores, sino que están enviando un mensaje. Demuestra que los ves como seres humanos, que toman forma y se ven afectados por los acontecimientos tanto dentro como fuera del terreno de juego. Sí, estamos ahí para hacer un trabajo, y sí, hasta cierto punto somos mercancía que se puede comprar y vender para el beneficio económico del club, pero está bien que se nos reconozca como algo más.  

Los seres humanos necesitamos hablar para procesar nuestros sentimientos. Está en nuestra naturaleza. Los futbolistas, con todas las expectativas internas y externas, no son diferentes. Te sientes mucho más ligero y seguro de ti mismo después de abrirte a un terapeuta, y eso te coloca en una mejor posición para centrarte en tu juego, en lugar de llevar contigo todas tus preocupaciones y tensiones al terreno de juego.  

Para mí, contar con un profesional de la salud mental es una ventaja evidente para los clubes, no solo de Noruega, sino de todo el mundo. Si quiere que un equipo rinda al máximo, invertir en la salud mental de sus jugadores debe ser una prioridad absoluta.