- Alex Dos Santos ganó un caso al Persikabo de Indonesia por falta de pagos en 2020
- El brasileño fue acusado de difamación y tuvo su pasaporte retenido
- Recién el mes pasado Dos Santos recibió sus salarios adeudados
A finales de 2021, el brasileño Alex Dos Santos se sentía atrapado en su apartamento de Indonesia. Ningún futbolista debería vivir una situación así: temía salir a la calle por una disputa sobre impago de salarios con su anterior club. Tan extrema era la situación que dejó el rubio y volvió a teñirse el pelo de moreno porque le preocupaba ser reconocido.
El conflicto surgió después de que Dos Santos llevara al club Persikabo ante un tribunal laboral de la FIFA para reclamar el 75 por ciento de sus salarios, que el club había retenido sin ninguna negociación individual o colectiva con los futbolistas durante 2020, primer año de la pandemia. Ganó el caso pero, cuando desde Malasia quiso incorporarse a otro club de Indonesia, necesitó la aprobación del Persikabo para ampliar su visado.
En represalia por perder el caso ante la FIFA, su anterior club le ofreció resistencia: se negó a facilitar el trámite a menos que retirase el caso. Cuando Dos Santos informó de su situación en Instagram, el presidente del Persikabo le denunció por difamación. Su pasaporte fue confiscado y, pendiente del caso de difamación, no podía salir de Indonesia. El hecho de que su mujer y su hijo de nueve años se encontraran a 12.000 millas de distancia, en Brasil, todavía le hizo sentirse más solo.
“Me preocupaba que me ocurriera algo,” afirma Dos Santos, de 32 años.
Después de algunas semanas de incertidumbre, que pasó confinado en su apartamento y perdiendo varios kilos por al estrés, la Federación de Indonesia organizó en Yakarta una reunión entre el club y la embajada brasileña.
Dos Santos acordó renunciar al dinero que se le debía –cerca de 60.000 dólares– para que el presidente retirase el caso y pudiera volver a Brasil.
Ya de regreso y seguro en casa, FIFPRO y el abogado del jugador argumentaron que había firmado el acuerdo bajo coacción y presentó otra reclamación, esta vez en Brasil. Otra vez ganó su caso. El Persikabo recibió una prohibición de transferencia. El presidente siguió retrasando el pago, pretendiendo repartirlo en plazos, antes de finalmente remitirle la suma que le debía ese mismo mes.
“Quedé muy satisfecho con el apoyo recibido de FIFPRO,” cuenta Dos Santos. “Mi mensaje para otros jugadores que experimenten algo similar es que luchen por lo que merecen”.
La cifra de reclamaciones presentadas ante la Cámara de Resolución de Disputas de la FIFA, que dirime diferencias que implican a futbolistas como Dos Santos que juegan fuera de su país natal, ha ido al alza constantemente desde 2016 según la FIFA. En la temporada 2020/21 se presentaron 1.187 reclamaciones, un 25 por ciento más que en la temporada anterior.
Dos Santos ha jugado también para clubes en Serbia, Rumania, Portugal y Turquía.
Ahora entrena con un equipo semiprofesional, cerca de su familia, en Porto Alegre (Brasil) y espera relanzar su carrera tras lo que denomina un “fiasco” innecesario debido a cuestiones salariales.
“Pasé 4 años en Indonesia y fue feliz allí: mantendré un lugar en mi corazón para Indonesia y sus gentes, pero no creo que vuelva. He recibido dos ofertas para jugar en clubes allí pero mi familia y yo tememos volver.”
FIFPRO defiende un cambio en el código disciplinario de la FIFA que imponga la sanción a clubes y oficiales por la confiscación de documentos de viaje y otras medidas injustificadas y abusivas, adoptadas con la intención de extorsionar a los jugadores.
The number of claims at FIFA’s Dispute Resolution Chamber – which resolves disputes involving players like Dos Santos who played outside their home country - has been rising steadily since 2016, according to FIFA. In the 2020/21 season, there were 1,187 claims – 25 percent more than in the previous season.