Sobre
Redouan El Yaakoubi
Redouan El Yaakoubi ha recibido el Premio al Activismo del Jugador de FIFPRO por su trabajo de apoyo al desarrollo de niños que crecen en entornos desfavorecidos.
Cuando llegué al nivel superior de la educación secundaria en los Países Bajos, vi que muchos niños que venían de entornos étnicos minoritarios abandonaban la escuela. No podía creer que eso se debiera a la falta de inteligencia o de talento.
Con el tiempo, comprendí que también había problemas en las escuelas de educación elemental con muchos niños que no podían alcanzar su potencial. Se debía principalmente a factores externos. Por ejemplo, los padres no participaban tanto en su educación o crianza porque estaban trabajando, no conocían el sistema escolar o no tenían medios económicos que pudieran favorecerles.
Crecí en un barrio de Utrecht donde la mayoría de las personas no eran blancas. En la escuela elemental solo había una niña neerlandesa en nuestra clase. Los demás niños eran marroquíes, turcos, afganos y similares. Pero cuando comencé la educación secundaria yo era el único alumno de procedencia marroquí. Venía de una cultura diferente. Estaba acostumbrado a resolver mis problemas de modo diferente y tenía mal genio. Muchos profesores no sabían cómo manejar esa situación.
Durante todos esos años, no sentía que pudiera ser yo mismo o que la gente me entendiera. Tenía que adaptarme. Tuve una crisis de identidad pero finalmente conseguí graduarme.
No podía hablar sobre el tema con mis padres porque no conocían el sistema. En mi familia era el único que llegó al nivel más avanzado de la escuela secundaria.
Cuando tenía 16 años, empecé a realizar trabajo voluntario en mi barrio, principalmente con jóvenes, y a recaudar fondos para la Cruz Roja o el Ejército de Salvación. Después de un par de años consideré comenzar mi propia iniciativa. Quería hacer algo para todos esos niños que estaban experimentando lo mismo que había experimentado yo.
Quería ofrecerles una perspectiva diferente y mostrar que, con el enfoque correcto, pueden desarrollar su talento y pueden graduarse.
Lanzamos la Fundación Dare to Dream en 2020. Creé el programa yo mismo en base a mis experiencias de la niñez. Me costó tres años. El programa Dare to Dream se basa en tres pilares. Examiné mi propia crianza: ¿qué es lo que me faltó y qué fue importante para mi educación? Analicé también mi periodo en la escuela secundaria: ¿qué me faltaba, qué necesitaba para sentirme más integrado? Y finalmente tuve en cuenta el entorno: ¿cuáles son las circunstancias en el barrio?
El siguiente paso fue desarrollar el concepto más detalladamente. Hablé con mucha gente, organizaciones, municipios, expertos y profesores. Creo que el programa que hemos construido es único en los Países Bajos. Ofrecemos algo más que formación extracurricular. No se trata únicamente del desempeño, sino de invertir también en el desarrollo personal, su desarrollo emocional y social.
Nos llegaban alumnos con falta de confianza, temor a hablar o incapaces de expresarse. Ahora veo que no solo han mejorado en sus calificaciones de matemáticas y ortografía, sino que también han desarrollado su personalidad.
Comenzamos con 40 niños y fue curioso cómo se desarrollaron las cosas. Después, 40 se convirtieron en 100 y a partir de ahí todo avanzó rápidamente. Más niños se unieron… no soy la mejor persona para decir "no". Después de tres meses necesitábamos una nueva ubicación.
Ahora, dos años después, tenemos seis sedes y más de mil niños en nuestro programa. Todo por el de boca a boca de los padreso de los niños que comentan con sus amigos.
Los martes y miércoles ofrecemos formación adicional para niños de escuelas elementales y secundarias. Los jueves tenemos clases de inglés, un idioma de suma importancia. Los domingos tenemos nuestro programa de desarrollo de talento, que incluye orientación ocupacional y otras actividades. Hemos visitado el ayuntamiento como parte de nuestra clase de debate. Hemos ido al bosque con un guarda forestal. Hemos practicado muchos deportes que todavía no conocían como tiro con arco, en lugar de fútbol o kick boxing.
Para los niños nuestra fundación es divertida.
Tenemos un grupo de unos 80 voluntarios que trabajan con entusiasmo y que también están realizando su propio desarrollo. Personas que inicialmente no se atrevían a hablar ante un aula ahora estudian para ser profesores.
“Nos llegaban alumnos con falta de confianza, temor a hablar o incapaces de expresarse. Ahora veo que no solo han mejorado en sus calificaciones de matemáticas y ortografía, sino que también han desarrollado su personalidad.”
Creo en este concepto y le he dedicado mucho tiempo, quizás demasiado. Como director gestiono mucho, pero disfruto también hablando con los niños de nuestro programa.
Hoy mi entrenador me preguntó durante un descanso en el club si estaba otra vez trabajando para mi fundación. No soy persona de pasar dos horas jugando a las cartas entre los entrenamientos. Prefiero aprovechar el tiempo para comprobar correos electrónicos o hacer otras cosas útiles. Ya sabes, todavía tengo que contestar 70 correos y he dejado sin contestar 12 llamadas telefónicas hoy…
Quizás esto está perjudicando mi carrera como futbolista profesional. Quizás debería descansar o entrenar más para aprovechar al máximo ni carrera como jugador. Pero este programa tiene también un efecto positivo en mi desarrollo como persona y jugador. Me he convertido en líder, he adquirido experiencia organizando a distintas personas y eso me ha ayudado a ser capitán de mi equipo.
Disfruto este trabajo. Tenemos un grupo de voluntarios entusiastas y enérgicos, y estamos marcando una diferencia en la vida de los niños y sus padres. Una de las cosas que espero, es que podamos llevar esta iniciativa a todo el país. Por algo nuestro programa se llama Dare to Dream. Atrévete a soñar.
