Sobre
Crystal Dunn
Campeona mundial en 2019 y defensa del Portland Thorns, Dunn es miembro del Consejo Mundial de Futbolistas de FIFPRO. En 2022 fue madre por primera vez y defiende firmemente los derechos de la maternidad.
¿Conoces esa frase que dice "se necesita todo un pueblo para criar a un niño"? Tuve que quedarme embarazada y tener un bebé para saber lo cierta que es. No es algo que puedas hacer por tu cuenta y nadie debería tener que hacerlo.
Adentrarse en la aventura de ser madre por primera vez es una experiencia que asusta, no importa cuál sea tu situación. Pero saber que cuentas con amigos amorosos y con una red de apoyo marca la diferencia porque sabes que no vas a pasarla sola. Cuando viajo con mi equipo, pienso en lo afortunada que soy. Siempre hay alguien que me pregunta si pueden llevar mi mochila o cuidar al bebé por mí. Es como tener un equipo de 25 parientes que esperan en fila para acurrucar, adorar y proteger a mi hijo.
Reanudé el entrenamiento 112 días después del nacimiento de Marcel y marqué mi primer gol como madre con él en la grada. Para mí ese momento fue mucho más que marcar un gol: fue un hito en mi aventura de la maternidad.
Incluso cuando vuelves al campo, siempre vas a tener que combatir la inseguridad. Piensas ¿volveré a ser la jugadora que fui?
Pero en el momento en que marqué aquel gol, pensé: he regresado, puedo hacerlo<
A mucha gente le sorprendió que volviese a jugar tras un periodo relativamente breve, aunque para mí estaba bien así. Si hubiera necesitado más tiempo, lo hubiera tomado. Pero estaba preparada para dar ese siguiente paso como madre y como futbolista. Escuché a mis amigas que habían sido madres antes que yo, a las profesionales que me guiaron en cada paso de mi embarazo y, lo más importante, escuché mi cuerpo. Y me centré en lo que de verdad era conveniente para mí.
La maternidad es diferente para cada mujer y es muy importante que no se nos trate sólo como ‘futbolistas’ o como ‘madres’, sino como personas con nuestras propias necesidades y limitaciones. Para mí el embarazo fue la parte fácil. Era evidente que no podría jugar y seguí directrices muy precisas sobre mi progreso en el entrenamiento como deportista embarazada. Pero una vez nace el bebé, entonces es cuando todo depende de ti. ¿Cuándo debo hacer ejercicio? ¿Cuándo puedo correr? Las mujeres necesitan la libertad de poder resolver estas cuestiones por su cuenta, dependiendo de lo que su propio cuerpo les indique.
Estoy tan agradecida de que mi club y el fútbol estadounidense me hayan ayudado totalmente, tanto durante el embarazo como después del parto, y que mis compañeras de equipo se entusiasmaran al saber que estaba embarazada. Como deportista me inquietaba revelar que estaba embarazada, aunque siendo realistas no era la primera jugadora del Portand Thorns que tenía un bebé y por experiencia sabía que había una estructura en pie para mí, que iba a recibir apoyo. Saber que iba a ser cuidada a nivel emocional, físico y económico verdaderamente me restó ansiedad y me permitió centrarme en lo que era mejor para mí y mi bebé.
Desafortunadamente eso me convierte en una de las afortunadas y mi experiencia no es reflejo de lo que viven todas las futbolistas embarazadas. Me indignó saber lo que pasó con Sara Björk en el Olympique Lyonnais, un club conocido por defender el fútbol femenino y que intentó dejarle sin sueldo durante su embarazo. Era una oportunidad para que el equipo mostrara su compromiso y se superase en sus esfuerzos por proteger a sus futbolistas, pero en lugar de eso trató de eludir el mínimo que se había establecido en el Reglamento de Maternidad de la FIFA.
Caso de maternidad de Sara Björk Gunnarsdóttir: las y los los futbolistas necesitan proteccion, incluso quienes juegan en clubes de alto nivel
Me alegro de que ella recibiera el apoyo de su familia y amigos, pero como deportista se merece estabilidad económica y sus empleadores nunca debieron dejar que dudase de eso. No dejamos de ser futbolistas profesionales cuando nos quedamos embarazadas pero ese es el mensaje que este tipo de conducta transmite al mundo. Perjudica enormemente y tenemos que hacer todo lo que podamos para combatirlo. Nadie –mujer, futbolista o no– debería tener que escoger entre su carrera y la maternidad.
Por suerte tenía su sindicato de futbolistas y FIFPRO como respaldo, para ayudarla a luchar por lo que en derecho le correspondía. Puedo imaginar perfectamente, en esa fase de su vida, que quizás no hubiera tenido la energía para asumirlo sola, con tantas cosas en las que centrarse. Tener una red de apoyo es sumamente importante para proteger a las jugadoras en situaciones potencialmente vulnerables.
Lo cierto es que no solo el embarazo requiere apoyo: hay mucho a lo que adaptarse cuando empiezas a equilibrar tu vida como madre y jugadora. Algunos días es fácil, pero otros me han hecho dar un paso atrás y pensar que existe una razón por la que esta senda está menos transitada. Ser madre es increíble y todo el mundo me decía que me cambiaría la vida, pero no estaba preparada para esa tremenda realidad.
Solía recalcar tanto cada pequeño detalle de mi trabajo: un mal partido, un pase errado, una oportunidad perdida... Ser madre me ha dado mayor perspectiva, en que nada va a ser nunca tan importante como la salud, la seguridad y la felicidad de mi hijo. He aprendido a canalizar las emociones negativas acerca de mi trabajo de un modo más saludable y creo que ello no solo me ha hecho mejor persona, sino también mejor futbolista.
Por otra parte, cuando acababa de entrenar, solía dedicarme tiempo a mí misma. Ahora, directamente después tengo que ocuparme del bebé y, aunque no cambiaría mi situación por nada, requiere tiempo acostumbrarse. ¿Esas siestas después del mediodía? Cosa del pasado. ¿Salir alguna vez a tomar un café? Jajaja, para reírse.
Es un nuevo ámbito que transitar, por eso es tan importante que no se detenga el cuidado de una madre cuando llega el bebé. Por ejemplo, cuando viajo con el equipo, Crystal Dunn ya no es solo una persona que tener en cuenta, sino tres: yo, Marcel y la niñera. Esos costos extra, como el viaje y el alojamiento, no deben recaer sobre la futbolista: son necesarios para que pueda realizar su trabajo eficazmente. Su bebé es ahora una extensión de ella misma y por lo tanto también es una niñera.
De nuevo, el Portland Thorns y el fútbol estadounidense comprenden mis necesidades y se aseguran de satisfacer mis expectativas, pero para algunas personas esa necesidad todavía se considera un lujo y quiero contribuir a cambiar esa situación.
El fútbol es mi vida, pero siempre he sabido que tengo que dar al fútbol algo más que meramente mi función como jugadora. Tengo una plataforma y se presenta no solo una oportunidad sino la obligación de hacer avanzar el deporte para otros y otras. Embarcarse en la maternidad al mismo tiempo que mantener mi carrera es mi aventura individual, pero es también una oportunidad para defender a otras futbolistas que puedan encontrarse en la misma situación.
No quiero que el argumento sea que fui afortunada porque tuve tan gran experiencia: deseo que ese sea el estándar para las futbolistas de todo el mundo. Mi función en el Consejo Mundial de Futbolistas me permite defender ese cambio, y contribuir a asegurar que ese nivel de atención recibida sea un derecho, y no un privilegio.
Trabajamos para garantizar que la estabilidad financiera se mantenga intacta para todo el mundo y esperamos que la mala experiencia de Sara ayude a liderar el camino en pro de cualquier otra jugadora que esté luchando con sus empleadores en ese aspecto.
Otro punto no negociable es el acceso a asistencia sanitaria adecuada. Como deportistas nos ganamos la vida con nuestro cuerpo y tenemos que ser plenamente conscientes de cómo cuidarlo durante los cambios que ocasiona el embarazo. Estas cuestiones son únicamente la punta del iceberg y hay tantas más cosas que espero podamos alcanzar.
Como dije, se necesita todo un pueblo para criar a un niño. Hay un poder en el número. No es solo mi obligación, sino mi pasión aunar a las jugadoras, aprovechar ese poder y elevar el juego para las madres futbolistas.