Christy Manzinga: “Mi amor por el fútbol es más fuerte que los cantos de mono”

Todo comenzó al final del primer tiempo de nuestro partido de Copa en el estadio del Kazincbarcikai BSC. Los aficionados estaban haciendo cantos de mono. Me quedé atónito. Nunca había vivido algo así antes.

Tres días después, en un partido en casa contra el Honved, volvió a ocurrir.

Discutí con un jugador y entonces comenzaron los cantos de mono.

Era mucha gente. Lo hicieron cada vez que yo intentaba decir algo al jugador o al árbitro, como si trataran de decirme: #Los futbolistas de color no pueden quejarse. Si te hacen una falta, te callas".

Hay otros futbolistas de color en nuestro equipo, pero esos cantos de mono iban dirigidos tan solo a mí. No sé por qué. Después, cuando llegué a casa, traté de encontrar una explicación pero no pude hallar ninguna. Eso no debería ocurrir en un estadio de fútbol.

Cuando pasó por segunda vez, mi entrenador tuvo suficiente y retiró a nuestro equipo del campo.

Tras unos minutos, reanudamos el partido. Lo único que yo quería era terminarlo, todos querían terminarlo. Pero la decisión del entrenador de retirarnos fue correcta. Es el único modo de que la gente comprenda lo que está ocurriendo. Si no lo hubiera hecho, nadie hubiera prestado atención a esa situación. Nadie. Pero los medios de comunicación hablan de esto ahora.

Respeto su decisión. No se trata de dinero, de resultados o de perder. Se trata de derechos humanos, acerca de respetarme por quién soy.

Como deportista profesional, me mato cada día preparándome para el partido, para que la gente que está trabajando duro toda la semana disfrute del encuentro. Estoy aquí para hacerlos felices, ¿y así me tratan? No es correcto. No puedo aceptar ese tipo de conducta.

He recibido mucho apoyo del club, de mis compañeros de equipo y de mi entrenador. Contra el Ferencvaros, llevaban una camiseta de calentamiento con un mensaje contra el racismo. Todo el mundo pudo verlo. Fue un buen apoyo.

Mentalmente estoy fuerte. Este es mi trabajo, tengo que seguir trabajando. Pero no puedo imaginar a la gente emitiendo insultos racistas como ese, solo para que otra persona se enfurezca. Nunca pude hacerlo. Mi conciencia no me permitiría hacerlo. Pero comprendes que hay personas a las que no les gustan otras personas por su color… el mundo está loco.

No deberíamos actuar como si yo fuera el único jugador que ha recibido insultos. No soy el primero, sé de otros diez o quince casos. Está ocurriendo en todas partes. Existe abuso racial.

Cuando ocurre algo así, los clubes tienen que imponer una multa o una deducción de puntos. Debe imponerse una fuerte sanción porque si no se castiga duramente seguirá ocurriendo.

Es como si tienes un hijo: cuando un hijo comete un gran error, se lo dices, porque no quieres que vuelva a cometerlo. Si no lo haces, entonces tu hijo pensará que es normal, que eso es aceptable.

Es responsabilidad del club controlar a sus seguidores, informarles acerca de los valores del club. Los que enturbian las cosas deben tener consecuencias. Deben comprender que por uno, tres o cuatro idiotas, todos ellos van a ser castigados. Entonces intentarán solucionar el problema más enérgicamente. Pero si actúas como si no hubiera pasado nada, entonces seguirán dando vueltas en círculos.