El exinternacional de Zambia, integrante del equipo que jugó la Copa Africana de Naciones de 2012, pasó 10 años jugando en China y tiene el récord de mayor número de goles marcados en un partido de la primera división sudafricana (cinco). A sus 43 años, Chamanga juega en la primera división de Zambia, con el Red Arrows.
Por James Chamanga
Crecer fue muy duro. Mis padres murieron cuando tenía cuatro años y tuve que trasladarme a casa de mi tía. Ella es quien me crio, pero nunca teníamos dinero.
No podía permitirme comprar unos botines. Cuando jugaba tenía que pagar una pequeña suma para alquilarlos y devolverlos al finalizar el partido.
Cuando tenía 15 años, mi hermano mayor comenzó a cuidar de mí, pero el apoyo económico era muy escaso. No podía apoyarme plenamente. A veces iba a los partidos y al entrenamiento sin haber comido.
Siempre creí que un día podría superar esta pobreza gracias al fútbol. Esas circunstancias de origen me hicieron más fuerte porque decidí que haría algo con mi vida y ayudaría a la familia. Siempre creí que llegaría a ser un futbolista, incluso desde muy joven.
Me convertí en profesional por primera vez en Zambia y después pasé a Sudáfrica, antes de irme a China.
Ahí aprendí la importancia de la disciplina. Los chinos trabajan muy duro y saben cómo organizarse. Sobre el campo de juego, esos valores también son importantes. Si no puedes organizarte en un partido y trabajar duro, no puedes tener éxito.
Esa disciplina me ha permitido seguir jugando hasta ahora, al primer nivel de Zambia, pese a haber cumplido los 43 años. Quiero jugar durante otros dos o tres años e inspirar a otros futbolistas.
No me seleccionan porque tengo 43 años sino porque todavía puedo competir. También puedo mostrar a los futbolistas cómo pueden mantenerse en forma para jugar durante mucho tiempo. Mis compañeros de equipo observan mi compromiso, mi esfuerzo y la dieta que mantengo. Cuando los futbolistas acepten que esas cosas pueden ayudarles, ellos pueden ayudar a otros con su ejemplo.
De todas formas, no tengo que jugar. Soy un hombre de negocios y he cumplido mi sueño de ayudar a mi familia. Juego verdaderamente para inspirar a los jugadores juveniles. Esa es una de las razones por las que me unido al Sindicato de Futbolistas y Trabajadores Aliados de Zambia (FAWUZ). Deseo ayudar a los futbolistas a prepararse también para la vida después del fútbol.
Hace poco asistí a un programa para la transición a una segunda carrera organizado por FIFPRO África y la UEFA. Yo era uno de los 18 futbolistas que estaban ahí. Observamos la gestión, la educación financiera, la retransmisión, todo tipo de ámbitos en que se puede participar tras la carrera futbolística. Me ayudó a sentirme más cómodo a la hora de dejar el fútbol. No temo retirarme y deseo ayudar a los futbolistas juveniles a hallar su camino, como hice yo.
La otra razón por la que me uní al sindicato es porque deseo mejorar las condiciones para los futbolistas. No hablo de condiciones individuales, como salarios y cosas por el estilo, aunque también deben mejorarse.
El fútbol de Zambia solo puede mejorar si mejoran las condiciones. Si los futbolistas juegan en un entorno ruinoso, sus actitud será como la del entorno. Buscamos el modo de cambiar los clubes, uno a uno. En lugar de darles dinero por ganar la liga, debemos mejorar sus instalaciones. Hay muchas cosas que los futbolistas necesitan: un campo de calidad en el que entrenar, un vestuario que esté organizado y sea utilizable, un gimnasio, una piscina.
Los futbolistas no deberían tener que trasladarse lejos y volver cada vez que juegan; deberían estar en un lugar concreto, donde entrenar, recibir tratamiento y analizar los partidos. Ese es el modo moderno.
Al tener esas instalaciones, también se modernizará la mentalidad de los jugadores. Pensarán de modo diferente. Al hacerlo así, la liga mejorará. Debemos luchar por esas condiciones. Será difícil, pero si un club observa que otro lo hace, entonces los otros seguirán su ejemplo.
Al principio, los directores del club no entienden por qué el dinero que han ganado debe invertirse en mejorar las instalaciones. Pero después comprenden que, invirtiendo en las instalaciones, invierten en los jugadores. Y si los futbolistas son transferidos a Europa, recibirán enormes rendimientos de su inversión. En la actualidad, el fútbol de Zambia no está muy bien considerado, porque el estándar no es bueno. Debemos hablar con los directores de los clubes y decirles que podemos mejorar su club.
Tuve suerte. Encontré mi camino, aunque tuve que superar todos los obstáculos. Si no tenía botas para jugar, no me importaba. Tenía que viajar una distancia enorme para entrenar, pero no me importaba. Lo que sabía era que, un día, tenía que jugar al mayor nivel para hacer algo con mi vida y por mi familia.
