- La defensa argentina celebra junto a FIFPRO las mejores condiciones logradas por la acción colectiva para Australia / Nueva Zelanda 2023
- "Se nos está valorando de otras maneras", asegura en una entrevista con FIFPRO
- La importancia del avance para las futbolistas sudamericanas y la inequidad en las condiciones de clasificación, también en el foco
Aldana Cometti lleva nueve años defendiendo la camiseta argentina. Está a punto de jugar su segunda Copa Mundial Femenina de la FIFA y jamás imaginó que el escenario planteado para Australia / Nueva Zelanda iba a ser tan diferente al de 2019.
La decisión de la FIFA de mejorar sustancialmente las condiciones de las futbolistas que disputen el Mundial - tomada gracias a la mayor acción colectiva emprendida en el fútbol femenino, con más de 150 futbolistas internacionales de 25 países firmando conjuntamente una carta al presidente de la FIFA, Gianni Infantino - fue recibida con algarabía en el búnker albiceleste.
“Para nosotras las sudamericanas, y las africanas seguramente también sientan lo mismo, es un alivio y es también poder ayudar a nuestra familia, que siempre nos ayuda, que siempre está con nosotras”, le dice Cometti a FIFPRO, que llevó adelante las negociaciones con la FIFA, celebrando un ingreso económico inhabitual para ellas.
Sólo por participar del certamen, cada futbolista cobrará al menos 30.000 dólares, una cifra que aumentará hasta 270.000 para quienes se consagren campeonas del mundo.
"Cualquier ingreso, ya sea 30.000 dólares, 15.000, 20.000 o 1.000 para nosotras es un montón. De verdad nos pone muy felices también porque se nos está valorando de otras maneras", detalla la central argentina, a sus 27 años una de las grandes referentes de su selección.
"Esto es como sacarnos un peso de encima a nosotras mismas y a la gente alrededor: ‘miren lo que estoy logrando, miren dónde estoy llegando, que al final todo lo que yo hice de chiquita, de pequeña, ir a entrenar con lluvia, en canchas que no eran muy buenas, con varones, tiene sus frutos’".
"Estamos logrando algo que capaz hace 10 años, hace cinco o hace tres, era impensado. Cuando mi familia se entera, estaban orgullosos de lo que habíamos logrado como selecciones, como jugadoras, como mujeres, de decir ‘chicas, todo lo que hicieron ustedes valió la pena porque gracias a eso hoy están cobrando este dinero’".
Más allá de la cuestión económica, los avances en las condiciones de viajes y estadías son muy significativas. Como las demás delegaciones, el equipo argentino viajó al Mundial en clase Bussiness, un diferencial enorme en relación al pasado para un vuelo de alrededor de 18 horas de duración.
"Todas estas ayudas del alojamiento, de los viajes, de todo en la preparación, nos permitió despreocuparnos que había que hacer un viaje de tantas horas. O estar en la misma concentración. No llevar todas tus cosas de un lado al otro, pensar si te falta esto o lo otro. Eso en el Mundial pasado no estuvo bueno. Ahora nuestra cabeza va a estar ciento por ciento en los partidos y en los entrenamientos".
Para Cometti, el logro es una reafirmación del poder colectivo de las acciones: "Cuando nos juntamos, cuando todas tenemos un objetivo en común y vamos para adelante, sea el país que sea, sea la selección la selección que sea, logramos grandes cosas".
Ella sabe perfectamente lo que es luchar por mejorar sus condiciones de trabajo. En 2017, tras dos años de inactividad del equipo, las internacionales argentinas fueron a la huelga para exigirle a la Asociación del Fútbol Argentino recursos al menos básicos para regresar a los entrenamientos.
Desde entonces, y tras haber ganado en 2019 el primer punto en un Mundial al empatar con Escocia, Argentina ha mejorado gradualmente sus condiciones de preparación.
"Tuvimos cuatro años de amistosos y concentraciones, más la Copa América. La cantidad de partidos previos a este Mundial son millones (sic) al lado de los que tuvimos para el anterior. Llegamos mucho mejor preparadas".
Copa Mundial Femenina 2023: un calendario fragmentado y la falta de datos frenan el progreso internacional en el fútbol femenino
Sin embargo, la evolución de Argentina en comparación a sí misma, no significa que no existan todavía grandes diferencias en relación a otras selecciones mundialistas.
Tal como publica FIFPRO en su reciente “Informe de la carga de trabajo en el camino hacia la Copa Mundial Femenina de la FIFA 2023”, la Albiceleste jugó 35 partidos hasta el 23 de mayo de este año: 11 por competencias oficiales y 24 amistosos. Suecia, rival en el Grupo G del Mundial, jugó 48, 27 de ellos oficiales.
Esta inequidad pone en foco el pedido de FIFPRO de un proceso de clasificación único que proporcione a las futbolistas más oportunidades de jugar y de alcanzar su pleno potencial. Sudamérica utiliza su Copa América como vía de clasificación no sólo al Mundial sino también a los Juegos Olímpicos.
"Yo cambiaría el sistema de clasificación. Hoy un torneo que se juega cada cuatro años te clasifica a todo. ¡Y de eso dependen tus futuros cuatro años! En dos semanas te jugás la vida. Tenemos sólo dos días de recuperación entre partidos y no es óptimo para el alto rendimiento. Y hay muchas selecciones, como Bolivia o Perú, que no llegan con buena preparación porque casi no tienen amistosos", reflexiona Cometti.
"Sería más productivo para el fútbol sudamericano tener 18 partidos de eliminatorias como tiene el masculino. O separarnos en dos grupos y que sean 10 partidos. Y jugar aparte la Copa América, que no sea clasificatoria pero que sea un logro ganarla. Es un enfoque diferente".
Argentina debutará en Australia / Nueva Zelanda 2023 el 24 de julio ante Italia. "Siento que va a ser un mundial que va a revolucionar el fútbol femenino por completo", se ilusiona Aldana.
"Lo que conseguimos para este obviamente es el piso. Hay muchas otras metas que cumplir que juntas, tanto con la ayuda de FIFPRO, de FIFA y de las confederaciones, vamos a llegar muy lejos y vamos a hacer crecer el fútbol femenino. Lo vamos a llevar a un nivel que hoy es impensado".