FIFPRO presentó un nuevo Comité Ejecutivo compuesto por 18 miembros durante su Asamblea General, celebrada en noviembre del año pasado. El flamante Comité Ejecutivo, el más diverso en los 56 años de historia del sindicato mundial de futbolistas, incluye a siete recién llegados.
En nuestra serie quincenal “Across the Board” presentamos a los 18 miembros del Comité Ejecutivo. La israelí Karin Sendel, representante europea, es la protagonista de esta nueva entrega.
Karin Sendel
• Mediocampista de Israel y del WFC Ramat HaSharon
• También ha jugado en clubes de Islandia y Estados Unidos
• Máster en Psicología Social
• Presidenta del Sindicato de Futbolistas de Israel (IFPO)
¿Cómo se involucró en el sindicato de jugadores?
Para ser sincera nunca pensé en ser presidenta del sindicato. Cuando el presidente Nir Alon se puso en contacto conmigo porque pensó que sería una buena candidata, mi primera reacción fue: “No sé si tengo tiempo o si soy la adecuada para esto”. Las mujeres tenemos dudas sobre si somos dignas de estar en esos lugares, es el síndrome del impostor.
Lo pensé un poco y creí que si formaba parte de una organización que vela por los derechos de los jugadores, también sería una gran plataforma para llevar a cabo mi programa de promoción del fútbol femenino. Estaría en una posición en la que podría contribuir a solucionar los problemas que sufren los y las futbolistas. Terminé sacando el 63% de los votos de los jugadores, me sorprendió mucho. Soy la primera mujer que llega a la presidencia y no sé cuántas mujeres en todo el mundo han ganado unas elecciones similares.
Además, es psicóloga social.
Al crecer era la única chica que jugaba al fútbol con los chicos. Tenía toda esta rabia hacia la sociedad dentro mío porque veía todas esas barreras. No sabía con quién debía enojarme por no tener las mismas oportunidades o los mismos sueños que los chicos. Me di cuenta de que necesitaba mejores herramientas para cambiar la realidad en la que vivo, para crear más igualdad en el deporte, que está dominado por los hombres. Hay demasiados estereotipos sobre las niñas y las mujeres que entran en el fútbol y el deporte, especialmente si eliges ser jugadora. Siempre te miran por encima del hombro como si valieras menos.
Mi principal motivación era comprender mejor los entornos sociales. ¿Qué crea la igualdad? ¿Qué preserva la desigualdad? Siempre me apasionó pensar en cómo podemos desmantelar la desigualdad y hacer realidad la justicia social. Para mí siempre fue el fútbol y la justicia social.
El mes pasado, usted y el sindicato de jugadores israelí llegaron a un acuerdo para la selección nacional femenina con la federación de fútbol que incluye condiciones y salarios iguales a los del equipo masculino.
En 2014 también intentamos llegar a un acuerdo colectivo. Incluso iniciamos una huelga y acudimos a los tribunales. Pero el acuerdo que obtuvimos no era ni de lejos el mismo. Antes nunca pensamos que merecíamos la igualdad ya que interiorizamos los mensajes de que el fútbol femenino no es tan popular y no genera mucho dinero. Ver el crecimiento del fútbol femenino en los últimos años, nos ayudó a creer que merecemos más. Esta vez creímos que merecíamos la igualdad. Vimos los ejemplos de Dinamarca, que se puso en huelga, y de las mujeres estadounidenses, que firmaron un acuerdo. Eso nos inspiró a hacer lo mismo. Desde el primer día dije que no se trataba de mujeres contra hombres, sino de personas que creen en la igualdad y personas que no creen en la igualdad. La selección nacional no es un negocio privado, también se financia con dinero público, así que deberíamos tener las mismas oportunidades para representar al país de la mejor manera posible.
También aprendimos de nuestros errores. Sabíamos que para tener éxito esta vez, teníamos que estar unidas y trabajar hacia la misma dirección. Así que nos aseguramos de que todas las jugadoras estuvieran conectadas y se sintieran parte. Esto también garantizó que la federación de fútbol no pudiera invitar a otras jugadoras a la selección. Tuvimos éxito porque teníamos una gran solidaridad. Todas sufrimos la discriminación de una forma u otra. Cada jugadora, aunque no formara parte de la selección nacional, se responsabilizó de su parte. Por eso el movimiento creció. Recibimos mucho apoyo público de otras organizaciones, de atletas olímpicos, de jugadores de baloncesto, de los medios de comunicación y del ministerio de deportes. Compartíamos este sentimiento de que juntos podemos conseguir más y de que no íbamos a dejar que nadie se interpusiera en el camino.
Firmamos un acuerdo que iguala las condiciones de juego, los salarios, el personal, los hoteles y los vuelos directos. Tenemos el compromiso de crear un plan estratégico para los próximos ocho años sobre cómo hacer crecer el juego femenino en Israel, lo que era importante para nosotras porque eso era más importante que solo la selección. Después de esto diría que los hombres y las mujeres realmente sintieron que si nos mantenemos unidos y no dejamos que nadie se interponga entre nosotros, podemos mover montañas en el fútbol israelí. Fue importante para los deportes femeninos en general y para la igualdad de género en nuestra sociedad.
¿Cuáles son sus ideas para FIFPRO?
Debería existir una conexión más fuerte entre FIFPRO y los sindicatos. Sirve a ambas partes: la fuerza de FIFPRO proviene de los sindicatos y la fuerza de cada sindicato proviene de los jugadores. Creo que tendremos más éxito si podemos utilizar FIFPRO a nivel doméstico, pero también utilizar el nivel doméstico para que FIFPRO aborde las cuestiones internacionales. El sistema actual de gobernanza del fútbol está anticuado, tiene más de cien años. Creo que la voz de los jugadores no se escucha lo suficiente. Por ejemplo, la sobrecarga de partidos. Los jugadores no son máquinas y a veces la reacción que obtenemos de otras partes interesadas con respecto a esta cuestión es simplemente inaceptable.
Mi segundo objetivo es que, a través de FIFPRO, podamos promover una mayor diversidad, inclusión e igualdad. El deporte es una plataforma que reúne a personas de todo tipo de géneros, razas, religiones y colores. Debemos organizar un entorno futbolístico más seguro, reducir el racismo, los casos de abuso, el acoso. Tenemos que crear un entorno más inclusivo que permita realmente a todos formar parte del mejor deporte del mundo.
