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Fernando Revilla

FIFPRO presentó un nuevo Comité Ejecutivo compuesto por 18 miembros durante su Asamblea General, celebrada en noviembre del año pasado. El flamante Comité Ejecutivo, el más diverso en los 56 años de historia del sindicato mundial de futbolistas, incluye a siete recién llegados.

En nuestra serie quincenal “Across the Board” presentamos a los 18 miembros del Comité Ejecutivo. Es el turno de Fernando Revilla, de Perú, uno de los miembros más experimentados del Board.

Fernando Revilla

• Jugó para siete clubes en Perú, Sporting Cristal y Defensor Lima entre ellos
• Trabajo desde el principio en la estructuración, planificación y estrategia del sindicato peruano
• Tiene un máster en administración de empresas y gestión deportiva
• Es uno de los miembros más experimentados del Comité Ejecutivo de FIFPRO, con 15 años de trabajo

¿Cómo se convirtió en uno de los fundadores de la Agremiación de Futbolistas Profesionales del Perú?

Durante 10 años fui delantero centro de siete clubes en Perú y me retiré bastante pronto, a los 30 años, en 1996. Estaba bastante cansado del trato abusivo y las malas condiciones. Hoy varios clubes todavía me deben dinero. Hubo un club, por ejemplo, que contrató a 50 jugadores en un año y luego despidió fríamente a 20 o 25 de ellos sin ninguna consecuencia. Fue una desconsideración absoluta hacia los futbolistas como profesionales. Me tomé un descanso del fútbol y trabajé en el departamento comercial de una cadena de grandes almacenes durante cuatro años. Luego hice un máster en administración de empresas en Madrid para progresar en mi carrera. Cuando volví a Perú, algunos excompañeros estaban creando un sindicato de jugadores y necesitaban ayuda. Al principio solo éramos tres. Empezamos desde cero y tuvimos que hacerlo todo. Durante tres o cuatro meses al año viajábamos por el país para contarles a los jugadores lo que estábamos haciendo. Para mí era una apuesta por una organización (hoy conocida como SAFAP) que estaba empezando y carecía de recursos. No había un salario realmente. Recibí algo de dinero para gasolina y poco más.

¿Cuánto tardó en constituirse el sindicato?

Tuvimos muchas reuniones con clubes, la liga y la federación para tratar de modernizar el fútbol peruano y los derechos de los jugadores. Pero las conversaciones nunca llegaron a ninguna parte. Así que a finales de 2003 organizamos la primera huelga de jugadores en Perú. Dejamos de jugar durante dos meses. Por primera vez, la liga no terminó ese año. (El campeonato se decidió más tarde con una competición a tres equipos.) La huelga fue un momento de inflexión. Los jugadores se dieron cuenta de la importancia de su sindicato y hoy por hoy el 100 % de los jugadores del campeonato peruano son miembros de SAFAP. Gran parte de lo que tienen hoy es gracias a aquella huelga. Los clubes empezaron a pagar sus deudas a los jugadores, creamos un contrato estándar y los beneficios llegaron al ser considerados como empleados, conseguimos aprobar un convenio colectivo y la cámara nacional de disputas. Desde entonces, hemos crecido como organización. A día de hoy tenemos nueve empleados y trabajamos a tiempo parcial con abogados especializados y entrenadores para los jugadores que no tienen contrato. Políticamente somos muy fuertes. Desde el año pasado hemos tenido voz en la toma de decisiones a nivel ejecutivo de la federación nacional de fútbol. Financieramente nos gustaría ser más fuertes, pero hacemos muchas cosas a pesar de nuestras limitaciones económicas.

Revilla Peru

¿Cuál fue su primera experiencia como miembro del Comité Ejecutivo de FIFPRO?

Fui elegido en la asamblea general de México a finales de 2006. Entonces éramos solo siete en el Comité Ejecutivo y yo era el único no europeo. Para mí, y luego para los demás miembros del Comité Ejecutivo que se unieron desde Asia y África, la idea era explicar cómo era el fútbol fuera de Europa. La verdad es que era complicado. En Europa no se entendía muy bien cómo eran las cosas en el fútbol sudamericano. Nos costó mucho tiempo entendernos porque teníamos perspectivas muy distintas. Y además estaba la barrera del idioma. Al cabo de cierto tiempo, empezamos a entendernos y la comunicación fluyó más fácilmente. Mi otra función en ese momento como miembro del Comité Ejecutivo era viajar por América y reunirme con otras asociaciones de futbolistas, ver cómo funcionaban, apoyarlos en su desarrollo y explicarles los requisitos que debían cumplir si querían afiliarse a FIFPRO.

¿Cuáles son sus objetivos hoy como uno de los dos miembros sudamericanos del Comité Ejecutivo?

Muchas de las asociaciones de jugadores de Sudamérica —actualmente hay ocho afiliadas a FIFPRO— han avanzado mucho. Hoy es un gran reto conseguir acuerdos con la confederación regional, Conmebol. Hemos empezado a promover el valor de la educación juntos, pero hay otras áreas importantes que debemos explorar, como el desarrollo de una relación entre los jugadores y los delegados de partido que supervisan los encuentros en las competiciones internacionales.