"Pilares sindicales" es una serie de entrevistas que pone el punto de mira en las personas de las asociaciones miembro de FIFPRO que se dedican a mejorar el bienestar de los y las futbolistas profesionales de su país.
Sergio Marchi es el secretario general de Futbolistas Argentinos Agremiados (FAA) y presidente de FIFPRO Sudamérica. El ex central argentino habla de su pasión por el sindicalismo, los retos para el fútbol y su motivación diaria.
¿Cuál es tu función actual y tu formación?
Mi formación desde el punto de vista sindical y de la reivindicación de los derechos la he tenido desde que era estudiante. Yo milité en aquellos viejos centros estudiantiles que en plena época de la dictadura militar en Argentina pelearon por el boleto estudiantil. Años ‘77, ‘78. Soy de esa generación. Después, siempre me involucré siendo ya futbolista. Al sindicato llegué cuando firmé mi primer de contrato allá por la década del 80 y siempre participé en los movimientos sindicales. Debo haber integrado unas 18 huelgas, que no es un hecho menor. Algunas de tiempo récord, como cuando tuvimos detenido el fútbol durante 50 días en un país tan futbolero como es Argentina, algo que no es nada fácil. No lo aconsejo pero lo tuvimos que hacer y por suerte lo pudimos superar.
Hoy ejerzo la secretaría general de Futbolistas Argentinos Agremiados, que sería como la presidencia del sindicato. Tengo un muy buen equipo de trabajo. Aquí el día a día no es administrativo sino que nosotros andamos por los clubes interactuando con los y las futbolistas, viendo dónde entrenan, hablando con los dirigentes. Todo lo que representa el trabajo sindical. Y desde 2022 ejerzo la presidencia de FIFPRO Sudamérica. En estos dos años y medio hemos firmado acuerdos educativos, acuerdos económicos y acuerdos políticos. Tenemos en Paraguay un registro de comercio como FIFPRO Sudamérica, nuestra propia cuenta bancaria, hemos trabajado en el reconocimiento por parte de CONMEBOL. Así que hemos avanzado mucho del punto institucional y también desde el punto de vista de la gestión, asesorando a un montón de chicos en la región. Muchos tienen historias increíbles. El mundo del fútbol tiene más pobres que ricos. La gente asocia al futbolista con dinero y yo diría que el 98% son trabajadores del fútbol. Nosotros vemos muchos casos que no son agradables y que me disgustan especialmente porque ya no deberían pasar en el siglo XXI.
¿Qué tema que afecte al bienestar de los futbolistas te apasiona más?
El punto número uno debería ser un denominador común para todos: darle un cumplimiento estricto a los contratos de trabajo y que aquella institución que no cumple, no puede competir. Es inadmissible que hoy un equipo, por ejemplo Jorge Wilstermann o Blooming de Bolivia, llevan siete u ocho meses de salarios impagos y que compitan libremente las copas internacionales sin que nadie diga nada. Si no se paga hay que encontrar la forma de decir “esto tiene un límite”. Si no, el futbolista se transforma en una víctima. Es una forma de violencia económica hacia el futbolista y su familia que es irreversible. Nosotros lo vemos a diario. La FIFA dice hace 25 años que los contratos como mínimo deben tener un año de duración pero en el 50% del planeta los contratos no llegan a un año de duración. Entonces, ¿por qué juegan? Hay que alzar la voz y modificar los criterios para ver si podemos mejorar esa situación.
¿Puedes compartir con nosotros uno de los logros que más te enorgullecen de su trabajo como representante sindical?
Prefiero no personalizar porque yo creo en los equipos de trabajo que se asocian a través de una idea para poder conseguir logros. En Agremiados hemos desarrollado muchos logros. Por ejemplo, nosotros cuidamos mucho la salud de nuestros afiliados y de sus familias. Brindamos una cobertura médica de amplio espectro, entre muchos beneficios.
Pero si hay algo de lo que estoy muy feliz es de haber podido actualizar nuestro convenio colectivo. Veo que en muchos lugares del mundo no hay convenios colectivos. El nuestro es uno moderno. Nosotros teníamos el problema que tuvieron los europeos mucho tiempo, el de jugar con el derecho de retención. Uno de nuestros primeros logros fue abolir ese derecho y que los futbolistas, al terminar su contrato, queden libres. Acá nos querían matar porque nos acusaban de ir en contra del capital de los clubes, pero fue un logro muy importante. Pusimos al futbolista en un plano de igualdad, hemos equilibrado la cancha.
Te agrego también el Fondo final de carrera, que es un reconocimiento a la trayectoria de los y las futbolistas cuando se retiran. Cobran un monto universal que se paga por única vez. Para mí es muy destacable que lo estemos haciendo por 14 años consecutivos ya con todas las complejidades económicas que tiene nuestra región.
¿Qué es lo que te más te gusta de tu de tu trabajo diario?
Yo amo lo que hago. Nosotros somos dirigentes y el dirigente está para servir a aquel que de alguna forma te elige. Hay que hacerlo con responsabilidad y con compromiso, pero fundamentalmente con amor y pasión. Por eso vengo feliz a trabajar. Y trato de hacer el viento del tiempo, aquel que lo necesita. Lo más importante es hacer tu mayor esfuerzo para tratar que el otro reciba algo de parte tuya. Eso es lo que me lo que me agrada de mi trabajo. Tratar de hacer algo por el otro.
Si pudieses cambiar algo en el fútbol, ¿qué sería?
El tema de los contratos es el más profundo. Vos tenés una contraparte que es la FIFA. Hay que generar un acuerdo global con la FIFA para que luego ese acuerdo derrame en la pirámide. Yo no puedo ir casa por casa tratando de cambiar los muebles de cada casa si no hay que hacer un acuerdo global que luego derrame. Por ejemplo, la FIFA no puede permitir que un club deba cinco meses de sueldo y eso debe ser una norma que baje de un acuerdo con la FIFA.
Hay que llegar a un acuerdo que tenga varios puntos, algunos más urgentes que otros. Por ejemplo, los futbolistas tienen que participar en la distribución de los dineros que genera la industria del fútbol, que hoy participa sólo una parte muy pequeña. Tenemos que trabajar en una mejor distribución porque, para que unos lleguen a jugar mundiales, tuvieron que competir contra otros que están más abajo en la pirámide y que de alguna manera los hicieron mejores. Y a esos que están abajo hay que compensarlos de alguna forma. Para mí es tan importante el lateral izquierdo de un equipo paraguayo de Tercera División que Cristiano Ronaldo. Los dos son futbolistas, son trabajadores y los dos tienen familia.
Yo siempre digo que se puede vivir sin una mano, sin un ojo, sin una pierna, pero no se puede vivir sin corazón. Te morís. Y el futbolista es el corazón del fútbol. Sin futbolistas no hay fútbol.
¿Hay alguien en el mundo sindical o en el deporte en general que te inspire?
Tuve un compañero que también fue mi entrenador y luego fue secretario general de Agremiados: Carlos Della Savia. Fue un gran referente para mí por su convicción, porque siempre privilegiaba el bienestar general por encima de lo individual y porque era una persona que siempre planteaba debates sobre desarrollo y trabajaba en la construcción. Es lo que a mí me gusta, es el fuego sagrado. El día que no tengas más esa pasión por construir y por hacer, te tenés que retirar e irte a tu casa.
¿Cuál es tu mejor recuerdo deportivo?
El día que jugué mi primer partido en primera división. Fue como decir “es el sueño que siempre tuve y lo hice realidad”. Ser un jugador profesional y vivir de lo que a mí me apasiona y amo. Tenía 19 años y estaba en Gimnasia y Esgrima de La Plata. Se lastimó un compañero mío de apellido Romero y Della Savia me dijo que iba a jugar yo al día siguiente. Es un día hermoso en el que no dormís.
Yo le estoy muy agradecido a la actividad. Me ha formado como persona, me ha dado buenos principios. Buenas cosas. El ámbito del fútbol es un buen ámbito para forjar una buena identidad.
¿Qué te motiva a diario?
Hacer cosas, todos los días tenemos que hacer cosas. Es fundamental tener una buena idea, pero la idea sin acción no funciona. Hay que ser creativos y tener acción.