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Martin Imbalambala, tras su ceguera: “Discapacidad no es incapacidad”

Historias de futbolistas

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Excentrocampista de Kenia, Martin Imbalambala fue durante varios años capitán del AFC Leopards. Su vida cambió completamente en 2018 cuando perdió la visión.

Todo comenzó después de una sesión de entrenamiento. Eran aproximadamente las 3 de la tarde y sufrí un fuerte dolor de cabeza. Fui al hospital y me dieron algunas medicinas, pero seguía encontrándome mal cuando fui a dormir. Me dolía todo el cuerpo. Cuando desperté, todavía sentía dolor. Pedí a mi mujer que encendiera las luces, pero me dijo que ya estaban encendidas. Después le pedí que me diera mi teléfono móvil. Me lo dio, y le pregunté por qué lo había apagado, pero me dijo que estaba encendido. Entonces me di cuenta de que había perdido la visión.

Perder la visión me llevó un día. Es una mala experiencia. Volví al hospital y los médicos dijeron que no podían determinar la causa. Me dieron más medicinas y dijeron que mi visión volvería 30 minutos después de tomarlas. Pero ahora, cinco años después, los 30 minutos todavía no han pasado…

Nunca pensé que me quedaría ciego. Fue solo entonces, cuando caminaba por la habitación chocando con todo, cuando comencé a comprender lo que estaba pasando. Llevó tiempo aceptarlo. A mi familia también le llevó tiempo. Estábamos muy confundidos. No sabía qué hacer después. Había albergado la esperanza de recobrar la visión y los médicos me daban la esperanza de que así sería. Dijeron que no me pasaba nada en la vista y que la recobraría. Debido a esa esperanza, me llevó mucho tiempo aceptar que no recobraría la visión.

“Un minuto estaba impidiéndole a Mo Salah que marcara goles en un partido internacional y al minuto siguiente ya no podía ver.”

— por Martin Imbalambala

Quisiera agradecer a mi mujer su apoyo y el haber estado conmigo cada vez que la he necesitado. Para una mujer no es fácil estar con alguien que ya no puede llevar a cabo su trabajo. Agradezco mucho a ella y a mi familia su ayuda. Fueros quienes se mantuvieron a mi lado a lo largo del largo camino, a lo largo de las dificultades. Pero ahora lo he aceptado porque la vida debe continuar.

Cuando ocurrió todo esto no tenía contrato con ningún club porque estaba recuperándome de una fractura de cadera. Pero mis anteriores clubes estuvieron a mi lado. Agradezco que no me dejaran solo. Estuvieron conmigo desde el primer día hasta hoy. Pero la dificultad mayor fue que en Kenia no somos plenamente profesionales, por lo que no podemos ahorrar mientras estamos jugando y tenemos que ir a jugar al extranjero. Quería jugar en Sudáfrica.

He recibido mucho apoyo de la Asociación Keniata para el Bienestar de los Futbolistas (KEFWA). Me ayudaron con la medicación y el alquiler. No tenía otra profesión cuando jugaba al fútbol, por lo que KEFWA me permitió acudir este año a la Sociedad Keniata para Ciegos, para aprender a manejar el ordenador, con ordenadores braille, así como orientación y movilidad. Desde entonces, me he graduado y ahora voy a incorporarme a la secretaría de KEFWA.

Por el momento mis amigos también me ayudan. Quiero asegurarme de que las personas con discapacidades sepan que tienen representantes incluso en el fútbol. Deseo ser un buen embajador para las personas que viven con discapacidad, ya sea en el fútbol o en cualquier otro ámbito.

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Martin Imbalambala (centre) at the Kenya Society for the Blind
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Me gustaría volver al fútbol con alguna función pero no es fácil. Un minuto estaba impidiéndole a Mo Salah que marcara goles en un partido internacional y al minuto siguiente ya no podía ver.

Ahora puedo motivar a los futbolistas juveniles que esperan convertirse en buenos jugadores. Dada la posibilidad, puedo hablar con antiguos futbolistas que viven con una discapacidad y animarlos, pues discapacidad no es incapacidad. Pueden hacer cosas, no solo sentarse y esperar a recibir ayuda.

En Kenia no se ha hecho suficiente por las personas con discapacidad y deseo defenderles. Animo a todo el mundo que viva con una discapacidad a salir y aceptarse. Lo primero es aceptar y seguir con tu vida. Discapacidad no es incapacidad. Me dirijo también a quienes viven con personas discapacitadas, para que comprendan lo que es esa discapacidad. Nadie pide ser un discapacitado. Por lo tanto debemos ayudarles con lo que necesiten.

Todavía mantengo conexión con el fútbol. Juego al fútbol para ciegos, y también acudo al estadio para ver partidos. Tengo un amigo que me guía y describe lo que está ocurriendo cuando un equipo marca. Los seguidores siguen reconociéndome y me animan en el estadio. Reconforta saber que no he sido olvidado.