- La exfutbolista acaba de lograr su pensión de invalidez con el apoyo invalorable de ACOLFUTPRO, el sindicato colombiano de jugadores
- Peleó por ella desde 2020, cuando perdió su pierna izquierda por un accidente doméstico
- FIFPRO habló con Johanis para conocer su historia
Una baldosa rebelde, un tropezón inesperado, un choque con todo el peso del cuerpo contra un ventanal de vidrio. La vida de Johanis Menco dio un vuelco en un pestañeo. En junio de 2020 sufrió un accidente doméstico que truncó su carrera como futbolista profesional con apenas 26 años.
Iba a dejar el Real Santander para firmar con el Atlético Bucaramanga y se rumorea que estaba cerca de ser citada a la selección colombiana. Pero las heridas eran demasiado severas: después de tres operaciones para intentar reparar su arteria femoral, sufrió la amputación de su pierna izquierda tres días después del accidente.
“Yo no me quedé en lo que pasó”, cuenta Johanis con esa voz alegre y esa sonrisa sincera que mantendrá durante toda la charla con FIFPRO. “Obviamente lloré, lloré frente a un espejo, pero me dije que mis próximas lágrimas iban a ser de felicidad. Lágrimas de tenacidad, de resiliencia, de salir adelante”.
Y hace pocas semanas, mientras estaba en su trabajo, lloró de felicidad. Tras cuatro años de luchar contra la burocracia estatal y judicial, supo que finalmente le habían concedido la pensión por invalidez.
“Se me aguaron los ojos. Esa pensión me ha costado lágrimas, desvelos, me ha costado muchas cosas. La pensión no me va a devolver la pierna, pero me va a dar una mejor calidad de vida. Las cosas buenas llegan para quien sabe a esperar con paciencia y calma”.
Todavía temblando de emoción, compartió el notición con sus compañeras, con su familia y también con ACOLFUTPRO, el sindicato colombiano de jugadores, que tuvo un papel clave desde el inicio con su asesoramiento legal y acompañamiento personal.
“ACOLFUTPRO ha estado conmigo siempre. En el proceso hubo muchas personas, pero ellos fueron los únicos que se quedaron y que aún siguen conmigo porque todavía hoy me dicen que van a ayudarme en todo lo que necesite independientemente que ya haya salido la pensión porque no sabemos más adelante qué pueda pasar. Mi agradecimiento es todo para ellos”.
Además de brindarle un abogado para llevar adelante el trámite por la pensión, el sindicato ayudó a Johanis apenas sufrido el accidente: “ACOLFUTPRO fue a mi casa en plena pandemia. Me llevaron una tarjeta bien grande para comprar en el Jumbo y suplir todas mis necesidades. Además, me dieron otra tarjeta con la que pagué mi salud durante un año”.
La educación también estaba incluida en el combo: junto al Real Santander, ACOLFUTPRO costeó a Johanis su carrera de coaching. “El instituto me daba cierto porcentaje como beca y ellos pagaron el resto. Entonces yo estudiaba y me recuperaba”, recuerda.
“Todavía me dicen ‘Joa, si quieres estudiar en esta universidad, tenemos descuento. Si quieres estudiar esto, tienes descuento’. Dije que quería estudiar inglés y me pasaron todos los contactos. La verdad es que están muy pendiente de todo el tema mío”.
“ACOLFUTPRO ha estado conmigo siempre. En el proceso hubo muchas personas, pero ellos fueron los únicos que se quedaron y que aún siguen conmigo.”
— por Johanis Menco
Detallar cada ayuda recibida dispara en la mente de Johanis un recuerdo que muestra lo difícil que es hacer entender el trabajo sindical en determinados contextos. “Mi profesor (entrenador) me decía 'No paguen ese carnet (de afiliado al sindicato) que eso no sirve para nada'. Me acuerdo que le cargaba en ese entonces unos $10,000 pesos, que no representaban nada para mí. ¡Esos 10mil pesos se han multiplicado de una manera que ni te imaginas! Hoy en día muchas futbolistas amigas mías me dicen ‘ellos sí trabajan, ellos sí cumplen lo que dicen’”.
De ciclismo, fútbol para amputadas y heroínas
El día de Johanis se reparte entre el trabajo, el entrenamiento y su pasión por el coaching y el mentoring, siendo una referente para muchas niñas. Jugar al fútbol ya no porque es un riesgo: su pierna derecha también sufre consecuencias del accidente, pero lleva el deporte en su alma.
“Ser futbolista profesional aún sigue en mí”, declama.
El gen competitivo lo canaliza en el ciclismo, donde ya ganó varias medallas en competiciones paranacionales. El objetivo es competir internacionalmente hasta llegar a los Juegos Paralímpicos Los Ángeles 2028.
“Sería un sueño. Mientras sigo adelante con ese mismo carisma que tenía en el fútbol, esa chispa deportiva y la misma sonrisa”.
Entre sus ocupaciones está también ser parte de Asocolfa, la Asociación Colombiana de Fútbol de Amputados. “Soy imagen del fútbol femenino para amputadas y hablo con las niñas, les pregunto cómo están. No hay como cuando tú hablas con una persona que verdaderamente haya pasado por algo igual y sienta tu momento de frustración, de rabia”.
A ellas les transmite también lo que el fútbol generó ella. “Creo que ser deportista me transformó en lo que soy, es lo que me tiene viva hoy en día. Desde un tema vascular, porque el médico que me hizo la cirugía me dijo que de no ser una deportista de alto rendimiento era para quedar muerta de una vez, al rol que yo jugaba en el fútbol”.
“Yo era arquera. Eres heroína o villana. Siempre tienes que mantener esa fortaleza mental porque es duro ir a buscar el balón detrás de una malla. O ser figura todo el partido y que por un error a lo último te caigan todos encima. Yo tenía que mantener la cabeza en alto, ponerme la 10 y sacar al equipo adelante. Cuando me pasó lo que me pasó, me tenía que poner la 10 y no animar al equipo, pero sí animarme a mí misma. Me decía ‘estás viva, ahora tienes que reinventarte’. Quise rescatarme y salir adelante. Quise ser la heroína de mi vida”.