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Dra. Alex Culvin: ¿Estamos planteando las preguntas adecuadas sobre las lesiones del ligamento cruzado anterior?

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Dr Alex Culvin
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Dra. Alex Culvin

La Dra. Culvin es exfutbolista profesional y ha jugado para clubes como el AZ Alkmaar, Everton, Leeds United y Liverpool. Actualmente, es directora de Estrategia e Investigación (para el fútbol femenino) de FIFPRO.

Cuando yo era futbolista, cada club en el que jugué tuvo al menos uno o dos casos de lesiones del ligamento cruzado anterior (LCA) en una temporada. Es algo que siempre ha estado presente en el fútbol. 

El interés en las lesiones del LCA ha cobrado más sentido a medida que se ha incrementado la profesionalización del fútbol femenino. No estamos presenciando más lesiones del LCA como tales: estamos viendo más discurso y debate crítico, no solo en torno a lo que es una lesión del LCA, sino al impacto que tienen de forma más generalizada en el panorama futbolístico y en el ecosistema del fútbol. 

En primer lugar y más importante es descorazonador para jugadoras como Marie-Antoinette Katoto, Catarina Macario, Beth Mead, Vivianne Miedema, Leah Williamson y otras, soportar largos periodos de baja y tener que perder la oportunidad de jugar en torneos como la Copa Mundial Femenina. Pero al mismo tiempo,existe una histeria por querer identificar una solución milagrosa sobre por qué se producen estas lesiones del LCA. El problema de intentar encontrar una razón definitiva es que pasamos por alto cuestiones multifactoriales que existen al tener en cuenta una lesión del LCA. 

Todas las partes interesadas –futbolistas, aficionados, medios de comunicación, FIFA, UEFA, FIFPRO, quienes sean– deben reconocer que estas lesiones del LCA son significativas, pero lo más importante es que perjudican la salud física y mental de las jugadoras, por no mencionar sus perspectivas de carrera cuando tenemos en cuenta que esta lesión las deja sin poder jugar durante al menos nueve meses. 

Deben reconocerse las cuestiones multifactoriales que rodean a una lesión del LCA. No sólo desde la perspectiva de la ciencia deportiva, sino también analizando condiciones más amplias y factores de riesgo holísticos. Si se piensa en el fútbol femenino como un espacio en que la profesionalización crece a ritmo exponencial en algunos países y aumentan las obligaciones profesionales de las futbolistas, entonces deben plantearse preguntas sobre las instalaciones, los viajes y la carga de trabajo; el personal que rodea a las jugadoras y que previene o trata estas lesiones del LCA, y si esas obligaciones profesionales se cumplen con estándares suficientes cuando se produce una lesión del LCA.  

Las condiciones cotidianas que experimentan las jugadoras en ocasiones se ignoran porque la atención sobre este tema suele girar en torno a: ‘Esta es una lesión del LCA, por lo tanto es una cuestión médica’. Pero lo que se pasa por alto es la falta de investigación holística acerca de las condiciones; el verdadero problema del control de calidad que tenemos en el fútbol femenino gira en relación al juego. 

Existe una verdadera amplitud de complejidades y matices en una lesión del LCA, que se pasan por alto. Por ejemplo, Twitter mostró una respuesta explosiva como reacción a la lesión de Leah Williamson. Leah había jugado cinco partidos en 21 días antes de sufrir la lesión, lo que en términos de carga de trabajo y descanso, alcanza el mínimo de 72 horas entre partidos que recomienda FIFPRO. esto se suma al escrutinio público en torno a la carga de trabajo del fútbol femenino sin tener necesariamente información al respecto. No podemos afirmar con total seguridad que un aspecto repercute de manera correlativa en el otro, es simplificar demasiado. Sí podemos y debemos examinar una carga de trabajo acumulativa, pero debemos también examinar las condiciones y preguntar: ¿las futbolistas están recibiendo el mejor trato y cuidado posibles? 

No podemos prevenir todas las lesiones del LCA pero para las lesiones sin contacto y que no pueden prevenirse debemos preguntarnos: ¿qué estamos haciendo para proteger a las futbolistas?  

“Lo que se pasa por alto es la falta de investigación holística acerca de las condiciones; el verdadero problema del control de calidad que tenemos en el fútbol femenino gira en relación al juego.”

— por Dra. Alex Culvin

De algún modo es importante no alarmarse ante lo que parece una explosión de lesiones del LCA en jugadoras de renombre y, en su lugar, empezar a examinar de manera crítica las condiciones en que ocurren dichas lesiones. 

La investigación científica que existe sobre las mujeres futbolistas no presenta una gran base de datos. Pero establecer causas y puntos comunes es tan solo la mitad del problema y no lo explica todo. No podemos afirmar sin lugar a dudas que se producen más o menos lesiones del LCA actualmente en el fútbol femenino. Los datos no son concluyentes. Pero lo que podemos decir es: existe una falta de investigación generalizada. No solo eso sino que además existe una falta de implementación de la investigación realizada, y una falta de regulación en torno a orientaciones de mejores prácticas. 

Sí, quizás existan algunos protocolos. Pero deben formularse algunas preguntas: ¿están implementándolos los clubes? ¿Se han regulado? ¿Las federaciones comprenden verdaderamente la complejidad del problema y en consecuencia impulsan esa agenda para proteger la salud y la integridad de las futbolistas? 

Para mí la pregunta no es: ¿se producen actualmente más lesiones del ligamento cruzado anterior o menos? En su lugar la pregunta debería ser: ¿cuáles son las condiciones en que ocurren? La regularidad no es el único problema: es la falta de comprensión de cómo se producen, por qué se producen y cómo podemos proteger del mejor modo el bienestar de las futbolistas. 

Debe existir un enfoque concertado, constructivo y que tenga en cuenta a diversas partes interesadas a la hora de tratar este problema grave y crucial. Repercute en múltiples partes: desde la UEFA y la FIFA a las futbolistas, los clubes y las ligas, todas partes que tienen su interés en el juego y, por lo tanto, debe ponerse fin al enfoque aislado que mantenemos actualmente sobre esta cuestión.  

Igualmente es importante reconocer que existe un impacto comercial en relación a las lesiones del LCA. Defendemos mayor inversión en las jugadoras, mediante mejores condiciones laborales, para garantizar un crecimiento económico sostenible del juego pero, al mismo tiempo, reiteradamente nos faltan las mejores futbolistas sobre el campo, en particular durante los momentos cumbre que el juego puede ofrecer, y esto afecta también a la capacidad de nuestro deporte para aprovechar de manera constante su creciente popularidad y la popularidad de las jugadoras.  

El fútbol es una carrera corta y precaria y, si una jugadora debe perder una proporción importante de ella debido a una lesión que podría prevenirse –en algunos casos–, significa que podrían perder un momento importante en el que podrían sacar el máximo partido de su talento y visibilidad. Para Nike será un duro golpe que Leah Williamson, una de sus atletas estrella, no lidere a Inglaterra en la Copa Mundial Femenina, el mayor evento del deporte femenino del mundo. Pierde tanto como cualquier otra entidad que haya invertido en el torneo. 

Leah Williamson England
Leah Williamson
Marie Antoinette Katoto France
Marie-Antoinette Katoto recibe atención médica en el campo
Beth Mead Arsenal
Beth Mead, al sufrir su lesión de LCA

Comenzando en el nivel superior, debemos unirnos colaborativamente para pensar en las soluciones, lo que después deberá plasmarse en directrices que sean adecuadamente implementadas. Con un proceso sólido durante un periodo de tiempo, podremos evaluar si realmente se reduce la cantidad de lesiones del LCA. 

Un enfoque de múltiples partes interesadas reconoce que las lesiones del LCA son responsabilidad de todos. Sin embargo las soluciones deberían centrarse fundamentalmente en las jugadoras y ser impulsadas por ellas: qué malas prácticas afrontaron, qué buenas prácticas recibieron. La finalidad debería ser ofrecer soluciones reales a este problema fundamental en el fútbol femenino. 

Se está financiando la investigación. La FIFA ha financiado investigación al respecto. Pero la cuestión es cómo se realiza e implementa dicha investigación. No podemos tener una investigación que exista en la esfera académica: debe existir un intento deliberado de condensarla, aplicarla y regularla. Deben existir mecanismos de responsabilidad para los clubes y los equipos nacionales, pues estamos hablando del bienestar de las futbolistas y, para mí, esto se ha perdido en el discurso de las lesiones del LCA en el fútbol femenino. 

¿Qué cualificaciones tiene el personal de apoyo a las futbolistas en los clubes? ¿Qué acceso tienen las jugadoras a las instalaciones? ¿Cómo se comunican datos importantes en torno a la salud de ellas desde los clubes al equipo nacional? ¿Esas prácticas son coherentes y están bien fundamentadas?

El valor que asignamos al personal de apoyo, instalaciones y todas las condiciones, es inconexo. A su vez, significa que el control de calidad se convierte en un verdadero problema. Si las futbolistas son remitidas a rehabilitación preventiva, ¿están siendo dirigidas e investigadas por expertos que trabajan en el rendimiento a nivel de élite y se especializan en la salud fisiológica de las mujeres? Con frecuencia ese no es el caso en el fútbol femenino. 

En FIFPRO somos los extraños dentro del núcleo de partes interesadas, quienes ocupan posiciones de gobernanza y administración. Podemos hablar todo lo que queramos sobre lo que pensamos pero todo el mundo deberá orientarse por: 

  • Las futbolístas
  • Científicos y expertos vinculados a la salud holística
  • Expertos en salud fisiológica de la mujer

Después, depende de las partes interesadas realizar su trabajo una vez que tengamos la información y pensemos en soluciones globales para este problema global. 

Ninguna lente única resolverá esta cuestión, razón por la que es tan importante mantener un enfoque colaborativo para proteger la salud y el bienestar de las jugadoras.