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Después el coronavirus: Las jugadoras buscan un salario, seguridad social y respeto

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El informe de FIFPRO ‘Raising Our Game’ analiza cómo desarrollar el fútbol femenino después de que termine la pandemia de coronavirus. Una de las mayores barreras para muchas futbolistas es que no son reconocidas como profesionales.

El informe de FIFPRO ‘Raising Our Game’ analiza cómo desarrollar el fútbol femenino después de que termine la pandemia de coronavirus. Una de las mayores barreras para muchas futbolistas es que no son reconocidas como profesionales.

Aunque pueden recibir beneficios (como alojamiento, seguros, comida o un coche), algunos clubes se niegan a concederles contratos profesionales porque no quieren pagar las cargas de la seguridad social, o a concederles permisos retribuidos.

En algunas de las naciones futbolísticas más importantes del mundo, el fútbol femenino ha sido clasificado por los reglamentos o la legislación nacional de fútbol como un deporte exclusivamente amateur, lo que impide su crecimiento potencial.

Una encuesta realizada a 186 jugadoras de la selección nacional en Raising Our Game reveló que las futbolistas pensaban que el estatus profesional es importante sobre todo para recibir un salario, obtener los beneficios de la seguridad social y conseguir algo que no tiene nada que ver con el dinero: el respeto.

El estatus profesional también es otro factor importante para algunas jugadoras que desean registrarse en su asociación de fútbol y entrar a formar parte de su sindicato nacional de jugadores. Los estatutos de algunos sindicatos nacionales solo permiten la afiliación de jugadores y jugadoras profesionales. (Desde 2015, la FIFPRO concede la afiliación a las jugadoras que no pueden afiliarse a su propio sindicato nacional).

Poco a poco, jugadoras de todo el mundo están ganando su batalla para ser reconocidas como profesionales. En 2019, Macarena Sánchez emprendió acciones legales contra su club, el UAI Urquiza, y la Asociación del Fútbol Argentino después de que se le negara un contrato profesional.

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Macarena Sánchez

Recibía ingresos del club de Buenos Aires por un empleo administrativo organizado por el club. En pocas semanas, la Asociación del Fútbol Argentino anunció la primera liga profesional femenina del país y acordó financiar los salarios de ocho jugadoras por equipo.

Esto significó que más de 120 jugadoras pudieron conseguir condiciones comparables a las de un jugador de una liga inferior en el fútbol masculino, y también pudieron afiliarse al sindicato nacional Futbolistas Argentinos Agremiados.

La nueva liga profesional femenina en Argentina comenzó el pasado mes de junio y Sánchez pudo firmar un contrato profesional con un nuevo club, el San Lorenzo.