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Marc Klok: "Lanzar una fundación me enseñó a dejar de lado mi ego para ayudar a los demás"

Historias de futbolistas

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Marc Klok se crió en los Países Bajos y jugó también en Escocia, Bulgaria e Inglaterra, antes de llegar a Indonesia en 2017, donde acabó convirtiéndose en internacional indonesio. El capitán del Persib Bandung puso en marcha la Fundación Marc Klok para ofrecer a los niños de zonas desfavorecidas educación y la oportunidad de jugar al fútbol.

Por Marc Klok

Mudarme a Indonesia cambió mi vida. Para mí el país simboliza la suerte, la fortuna, el respeto, el hogar, el éxito. A menudo pienso en cuando llegué a este país. No tenía nada y esa realidad me ayudó a mantener los pies en el suelo. Tuve que trabajar duro y hacer sacrificios.

He alcanzado un estatus especial en Indonesia y me agrada que la gente me reconozca por lo que he logrado. Básicamente he ganado todo lo que podía ganar aquí. Acepto todo pero no olvidaré el camino que me ha llevado hasta aquí. Se puede perder todo en un instante y se tarda una eternidad en construir.

Como futbolista profesional a menudo te centras en uno mismo. Todo gira en torno a uno: tu juego, tu rendimiento, tu estatus, tu ego. A menudo sólo piensas en tu bienestar y en el de tu familia. En un momento dado pensé que había conseguido todo. Estaba contento y satisfecho. Estaba pensando en un nuevo reto, lo comenté con mi coach mental y él me sugirió que brindar felicidad a los demás también podría afectar positivamente a mi propia felicidad.

Me hizo pensar y plantó una semilla. ¿Por qué debería preocuparme por el bienestar de los demás? Eso no formaba parte de la educación que recibí como futbolista. Me enseñaron a ser el mejor, no sobre el impacto social. Pero la semilla empezó a crecer. Lo hablé con mi socio, a quien le gustó el concepto y me aconsejó crear una fundación, sobre todo porque mis actividades tendrán mucho más impacto cuando siga jugando.

De niño, en Países Bajos, disfruté de educación gratuita y había tantos parques infantiles y campos de juego que mis amigos y yo podíamos jugar al fútbol en casi todas partes. Tuve muchas oportunidades. Pero por desgracia aquí en Indonesia no todos los niños tienen esas oportunidades.

Marc Klok 2

Para esos niños quería crear las mismas oportunidades que yo disfruté, ya que Indonesia me ha dado mucho. Estoy agradecido de vivir aquí y quería devolver algo a los niños de este país que ha sido tan bueno conmigo. Estos niños que viven en zonas desfavorecidas deberían poder desarrollarse, mostrar su talento y perseguir sus sueños de un futuro mejor.

Hace un año y medio pusimos en marcha la Fundación Marc Klok, que tiene dos pilares: la educación y el fútbol. Nos fijamos metas enormes porque hay que soñar a lo grande, ¿no? Les proporcionamos educación construyendo escuelas en zonas donde no las hay o donde han sido destruidas por catástrofes naturales, como terremotos. Queremos construir buenos campos de fútbol en todas las ciudades de Indonesia y queremos organizar actividades para ayudar a los niños a aumentar su confianza en sí mismos.

Aunque acabamos de empezar, ya hemos construido dos escuelas, un orfanato y un campo de fútbol. En Java Occidental abrimos una escuela para niños con necesidades especiales. Empezamos con 53 niños y 15 profesores. Se construyó utilizando ladrillos ecológicos procedentes de residuos plásticos reciclados.

También iniciamos una colaboración con una marca de ropa y lanzamos una camiseta especial llamada Gol Kita, que significa "Nuestra meta". El diseño muestra a niños persiguiendo sus sueños. Comercializamos el jersey y ya se ha agotado. Todos los beneficios se destinaron a una organización benéfica.

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Tengo un equipo trabajando conmigo en la fundación e intentamos realizar la mayoría de las cosas mediante asociaciones. Nos asociamos con otra fundación que poseía los conocimientos necesarios para construir una escuela. También buscamos especialistas que nos ayuden.

Me encanta participar, ya sea debatiendo cómo financiamos nuestras acciones o desarrollando actividades que ayuden a mejorar la confianza de los niños. Ladrillo a ladrillo, estamos construyendo nuestros propios cimientos y es sencillamente divertido. Me ha enseñado a dejar de lado mi ego para ayudar a los demás.

Abrir una escuela parece un poco irreal. En los Países Bajos todo el mundo puede ir a la escuela, pero en Indonesia es un privilegio. Así que si puedes construir y abrir una escuela, los padres y las madres vienen a darte las gracias de verdad como si fueras una persona especial. Eso es muy conmovedor. Es hermoso ver a la gente tan feliz. Si lo piensas estamos cambiando vidas. Sus vidas. Quizás no sepan leer ni escribir. Les damos más oportunidades de explorar su futuro.

Hay que soñar a lo grande. Quiero inspirar a millones de personas, dejar un legado con campos y escuelas en tantas islas como sea posible. ¿Es realista? No lo sé pero, aunque sólo consiguiera la mitad, seguiría siendo increíble.

Mi mayor sueño sería crear una comunidad de futbolistas, artistas, famosos e incluso empresas que compartieran la misma misión y visión. Si combinamos todas nuestras voces, lograremos un impacto increíble y podremos llegar a la vida de más personas.