Brendanclarke New2

Brendan Clarke disfrutó de cada segundo de su primera labor benéfica.

Historias de futbolistas

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  • Junto con su compañero de equipo, Conan Byrne, Brendan Clarke participó en una campaña de recaudación de fondos en toda Irlanda con el reto «Crossbar Challenge».
  • El guardameta del Shelbourne FC ayudó a recaudar más de 26 000 € para Make-A-Wish Ireland, que trabaja para alegrar las vidas de niños gravemente enfermos.
  • Brendan, que además es presidente de PFA Irleland, la Asociación irlandesa de Futbolistas Profesionales, anima a otros jugadores a desarrollar su propio activismo social.

Conan y yo nos marcamos el objetivo de viajar por todo el país para hacer el «crossbar challenge» en todos los estadios en las dos divisiones más altas de la liga irlandesa, y con ello conseguir recaudar 10 000 € para «Make a Wish Ireland». Obviamente, lo importante es participar y la puntuación es lo de menos, pero le gané en el crossbar 13 veces frente a siete...

Los futbolistas que lean esto ya sabrán en qué consiste, porque todos lo hemos hecho alguna vez cuando nos hemos quedado un rato después de un entrenamiento, jugando a ver quién le daba al larguero con el primer balón desde la línea media del campo. Pero creo que es justo decir que Connan y yo lo llevamos a otro nivel.

Brendan Clarke Story 1

Para empezar condujimos a 19 estadios distintos y en cuanto llegábamos, no podíamos marcharnos hasta que le hubiéramos dado al larguero. Unas veces lo conseguimos a la primera, como en Waterford, donde llegamos, chutamos y en cinco minutos estábamos de vuelta en el coche. En la ciudad de Derry la cosa fue distinta. El campo era enorme, y tardamos ni más ni menos que 36 intentos: al final estábamos desesperados por irnos a dormir.

Conan, que fue mi compañero de equipo durante muchos años hasta que se retiró, tiene un impresionante currículum de obras benéficas, pero yo era la primera vez que participaba en una gran campaña de recaudación y la generosidad de la gente me impactó. Nos reunimos con nuestro público objetivo la primera mañana y fue increíble ver cómo puede llegar a ponerse de acuerdo la gente por una buena causa.

No estábamos más que Conan y yo chutando el balón, pero recaudamos fondos de cientos de colaboradores: unos donaron dinero, otros retuitearon nuestros esfuerzos, el personal del estadio nos abrió las puertas y nos preparó el campo durante la temporada baja, o incluso los clubes —que en circunstancias normales hubieran sido adversarios— nos enviaron material para subastar y apoyar la recaudación de fondos. Todas las rivalidades quedaron aparcadas por algo más grande y fue increíble formar parte de ello. 

Hasta hubo un tío que respondió a un grito de socorro de última hora de uno de nosotros, ya que nos quedamos sin equipo de contenidos; Paul Mladjenovic solo había hecho de voluntario tres días en toda su vida, pero se subió a un autobús de Galway a Dublín a tiempo para reunirse con nosotros y documentar el viaje. No hubiéramos conseguido despertar todo ese interés sin sus contenidos.

Fue un esfuerzo colectivo de toda Irlanda para recaudar dinero por una causa que realmente lo merecía. Make-a-Wish es una organización benéfica extraordinaria que trabaja para dar a los niños con enfermedades mortales una experiencia con la que siempre han soñado. Para algunos puede que sea ir a Disneyland, para otros puede ser la reforma de su cuarto, y a veces es simplemente el deseo de conocer a sus héroes. Las vidas de estos niños suelen estar atadas a sus tratamientos programados y citas hospitalarias, así que acercarnos a ellos para darles ese capricho o recuerdo de algo con lo que siempre han soñado es algo muy especial.

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Durante estos últimos años, con las restricciones por el coronavirus, ha sido más difícil recaudar fondos, así que había unos 200 niños en lista de espera para que sus sueños se hicieran realidad. Tenemos hijos pequeños y por eso a Conan y a mí nos conmovió la labor que desarrollan. Fuimos conscientes de lo que significaría para nosotros, si estuviéramos en la piel de sus padres, ver a tanta gente aunando esfuerzos para dibujar una sonrisa en la cara de nuestros hijos.

Sabíamos que cada céntimo que recaudáramos marcaría una diferencia tangible en las vidas de muchas familias y eso nos dio energía para seguir adelante. Por muy cansados que estuviéramos, por muy pronto que tuviéramos que levantarnos, nos subíamos al coche y volvíamos a hacerlo, porque teníamos poder para hacer realidad los sueños de la gente.

Si, como futbolista, tienes la ocasión de utilizar tu posición para mejorar el mundo a tu alrededor, no la dejes escapar. Como jugadores, contamos con este tipo de plataformas que pueden llegar a mucha gente y su influencia puede ser impagable para las organizaciones benéficas.

Además, creo que es importante dar la gente la oportunidad de ver una faceta tuya distinta: esa persona que sale al campo durante los 90 minutos de un partido no lo es todo de ti y es bueno demostrar que eres simplemente una persona normal. En mi caso, alguien que viajó por Irlanda con su amigo, se lo pasó bien y no consiguió chutar al larguero en 36 intentos...

Anteriormente había dedicado mi energía a mejorar las condiciones de los jugadores, cuando trabajé para PFA Ireland. Me encanta poder poner mi granito de arena en este mundo en el que trabajamos y vivimos; y espero contribuir a lograr un cambio positivo para las próximas generaciones. Pero esta ha sido la primera vez que me he involucrado realmente en el activismo fuera del deporte y no solo he podido apoyar una buena causa, sino que he disfrutado de cada segundo que le he dedicado.

En nuestra serie #CommunityChampion, destacamos las actividades de un jugador o jugadora profesional que ayudan a mejorar la vida de otras personas de su comunidad. Cada dos semanas, centramos la atención en otro jugador o jugadora.

Desde 2008, FIFPRO ha honrado a los jugadores profesionales que han hecho una gran contribución a una obra de beneficencia a través del Premio al Mérito.