Marvin Bartley 6

Marvin Bartley: “Ha llegado el momento de poner las ideas en acción si queremos abordar el racismo”

Historias de futbolistas

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  • Marvin Bartley ha hablado en ocasiones anteriores acerca de los insultos que reciben los jugadores en las redes sociales, aunque mantiene que este no es el único vehículo de discriminación en el fútbol.  
  • El entrenador adjunto del Livingston cree que es necesario adoptar un enfoque proactivo para abordar la cuestión en todos los niveles del fútbol, y que la información forma parte fundamental de ello.  
  • Aunque consciente de la falta de representación minoritaria en primeras posiciones de entrenamiento en el fútbol masculino del Reino Unido, el jugador de 35 años está decidido a aprovechar la mejor oportunidad de alcanzar sus objetivos como entrenador 

He hablado antes acerca del problema del racismo en las redes sociales, y mantengo que para ilustrar mi opinión necesito compartir ejemplos de comentarios despectivos que podría recibir, pero que ya no pueden herirme. Estoy por encima de eso; mi trabajo ahora consiste en proteger a otros; tengo que distanciarme emocionalmente para asumir un lugar al frente de este debate.  

Igualmente, cabe destacar que el racismo no se limita a la pantalla. Está muy presente en la vida real y en todos los niveles del juego. Ya se trate de los seguidores desde las gradas, que insultan a los jugadores, o del techo de cristal para quienes desean escalar posiciones de poder en el deporte.  

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Como entrenador adjunto del Livingston y con toda mi formación en ese ámbito, no es ningún secreto que me propongo alcanzar una posición de dirección en el futuro. Sin embargo, ha habido quienes han tratado de disuadirme de esa ambición: me han dicho que busque a alguien como yo que haya alcanzado lo que deseo, advirtiéndome de lo difícil que sería para un hombre de color escalar hasta esos niveles. Sin embargo, no voy a quedarme atrás y dar por hecho que mi sueño no es para mí, solo por el color de mi piel.  

Debo confiar en que si reúno todas las cualificaciones, experiencia y destreza, seré considerado el mejor candidato para un empleo. Si reúno todos los requisitos y no puedo ascender en el escalafón, entonces puedo comenzar a plantearme preguntas acerca de lo que me está impidiendo avanzar: pero no voy a dejar que una percepción de racismo sistemático me aleje de intentarlo. Deseo que la gente aspire a ser el próximo Marvin Bartley; para ello, tengo que suponer que esta es una vía que va a estar abierta para mí.  

Lo que es más difícil de negar es el racismo que observamos en las gradas durante los partidos. No es culpa del juego en sí pero, por alguna razón, las personas se sienten cómodas llevando sus prejuicios al campo de juego y dirigiéndolos contra los jugadores. Ese tipo de discriminación no tiene lugar en oficinas, restaurantes, tiendas o en cualquier otro lugar de la sociedad, y es una responsabilidad colectiva garantizar que tampoco sea bien recibido en los estadios de fútbol.  

Por supuesto, hablo del racismo porque es mi experiencia de primera mano, en un esfuerzo por ayudar a quienes no están directamente afectados para comprender la gravedad del problema: pero la discriminación llega de muchas formas. Por ejemplo, antes de trasladarme a Escocia, no tenía idea del grado tan elevado de sectarismo, pero en realidad es un gran problema aquí. Tengo la responsabilidad de conocer cómo afecta a las personas y de dedicar mi energía a ayudarles, tanto como a los afectados por el racismo. A fin de cuentas, debe haber algún tipo de representación de todas esas minorías en posiciones que verdaderamente puedan marcar la diferencia.

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Me entusiasmó ser nombrado asesor en materia de igualdad y diversidad para la Federación escocesa de fútbol a principios del año pasado, y espero que ello me dé la oportunidad de marcar una diferencia real, no solo a través de mis palabras, sino también desde las acciones.  

En la última reunión que mantuvimos, celebrada en marzo del año pasado, hice un par de sugerencias para que los seguidores pudieran ser identificados fácilmente y asumieran su responsabilidad en casos de racismo y discriminación en el estadio, como un servicio anónimo de mensajería de texto: la tecnología está ahí, pero ahora la pelota está en su tejado. Esperamos que pronto se realicen movimientos para llevar las ideas a la práctica, porque verdaderamente creo que servirían para hacer de nuestro deporte un lugar más seguro para todos.  

Estoy más que satisfecho por dedicar tiempo de mi propio programa a aumentar la concienciación para informar a otros y luchar contra la discriminación en nuestro deporte, aunque en ocasiones la oportunidad simplemente no se presenta, y no es porque yo no lo haya intentado. Creo que muchas personas son bastante ingenuas en creer que el racismo, el sexismo y el sectarismo no son un problema en el fútbol –y no les culpo– pero deben ser conscientes de la magnitud real del problema.  

Cuando lo sean, quizá puedan formar parte del cambio que tanto necesitamos, pero deben darse pasos para informar a la industria en su conjunto: seguidores y futbolistas por igual. El tiempo de las medidas reactivas ya ha pasado, y cuando el fútbol esté dispuesto a adentrarse en un enfoque proactivo, estaré preparado para asumirlo.