- Sarah Gregorius, que hizo 100 apariciones para Nueva Zelanda, afirma que la discriminación es una violación de los derechos humanos.
- La antigua delantera es directora de FIFPRO y tiene una herencia multirracial, al haber nacido y haberse criado en Nueva Zelanda, con ascendencia neerlandesa y haitiana.
- Afirma que el fútbol debe convertirse en un entorno donde todas las personas puedan prosperar y en el que no se sientan deshumanizadas.
Como Directora de Política Global y Relaciones Estratégicas para el Fútbol Femenino de FIFPRO, Gregorius ha contribuido hoy al lanzamiento de la campaña mundial del sindicato de jugadores contra la discriminación, denominada “#Its Peronal”.
Uno de los elementos clave de la campaña es el informe, centrado en las experiencias de los jugadores, acerca de la discriminación en la industria del fútbol. Parte de las historias de los propios jugadores e incluye artículos de opinión de, entre otros, Anita Asante, Giorgio Chiellini, Gabriela Garton y Vincent Kompany; se centra en sus experiencias y opiniones acerca de la discriminación y en el trabajo que debe realizarse para combatirla eficazmente.
“Es una cuestión tan personal,” afirma Gregorius. “Puedes sentir el impacto y el dolor de tener que afrontar esa cuestión con tanta frecuencia y de tantos modos diferentes.”
“No es un problema específico del deporte o del fútbol. Es un problema humano, que se manifiesta en la industria del fútbol de un modo realmente pernicioso, que afecta a los jugadores hasta el nivel más profundo de su ser.”
Gregorius afirma haberse conmovido por las historias incluidas en el informe y por las experiencias de tantos otros jugadores con quienes ha hablado; desde ejemplos de discriminación clara, como recibir insultos denigrantes, hasta experiencias más insidiosas y discretas de discriminación, como obstáculos constantes y falta de protecciones que han negado oportunidades a los jugadores y, en algunos casos, han dado lugar a situaciones de abuso.
“La discriminación es algo negativo, así como una experiencia horrible y traumatizante. No importa cuánto dinero ganes, qué tipo de perfil tengas o lo privilegiado que puedas parecer por tener una carrera en el fútbol profesional. Sufrir discriminación -ya sea homofobia, sexismo o racismo- deshumaniza. Te hace sentir a un nivel inferior al de ser humano.”
Gregorius cree firmemente que el primer paso hacia una solución es que todas las instituciones y personas vinculadas al fútbol hagan un análisis de conciencia y consideren cómo se está gestionando. “A menos que seamos honestos con nosotros mismos acerca de la función que quizá hayamos tenido para perpetuar el problema, no podremos hablar honestamente acerca de las soluciones. Quizá algunas personas puedan sentirse incómodas por tener que pararse a reflexionar internamente, pero debe hacerse antes de evaluar externamente la función de los demás. Espero que ese proceso tenga lugar.”
FIFPRO ha atravesado ese proceso, añade Gregorius. “Hemos examinado nuestra organización, nuestros estatutos, la composición de nuestro Comité Ejecutivo, y cómo trabajamos y reclutamos a nuestro personal para poder seguir reflejando del mejor modo a los jugadores que representamos, y para hacer avanzar todas aquellas cuestiones que les incumben.” Otras partes interesadas también deben abordar de manera proactiva la diversidad, la igualdad y la inclusión en sus estructuras de gobernanza. “El liderazgo en el fútbol, fuera del campo de juego, debe ser más ilustrativo de lo que observamos dentro de él.”
Además, mayor número de futbolistas debe participar en el proceso decisorio, ya sea posteriormente a su carrera deportiva o mediante un organismo representativo, como una organización de jugadores, afirma Gregorius.
El “Protocolo de tres pasos” empleado por la UEFA y la FIFA sobre cómo abordar el racismo durante los partidos, debe ser revisado y remodelado. “No ha protegido debidamente a los jugadores,” observa Gregorius. “La aplicación ha sido desigual, desde la comprensión por los jugadores y representantes, a su uso e implementación. Es perfectamente evidente en aquellos casos en que los jugadores simplemente han atajado la cuestión ellos mismos y han abandonado totalmente el campo de juego.”
“Si el Protocolo de tres pasos está ahí para proteger a los jugadores frente al abuso racista cuando están jugando, entonces deben participar en su desarrollo. Hay que permitir a los jugadores aportar su perspectiva y principios, y después trabajar juntos para concebir la aplicación y los pormenores.”
“No podemos esperar que jueguen bajo esas circunstancias”
Los futbolistas desean y deben ser parte de la solución, pero no deben ser los únicos responsables, ha destacado Gregorius. “No puede esperarse que quienes abordan el impacto de un problema deban soportar la carga de solucionarlo. Todos debemos solucionarlo juntos, sin poner presión indebida en alguien para que sea al mismo tiempo víctima e informador. Es totalmente injusto.” Gregorius ha hablado de muchos jugadores que comparten esta reflexión con ella.
La campaña de FIFPRO contra la discriminación, “#Its Peronal” incluye un vídeo que muestra el fútbol siendo abandonado por sus principales componentes: los futbolistas. “Quizá a algunos les pueda parecer extremado,” afirma Gregorius. “Tenemos que ser más profesionales, también fuera del campo.”
“No podemos esperar que jueguen bajo esas circunstancias. En nuestros entornos de trabajo habituales, no aguantaríamos el nivel de abuso que están sufriendo los jugadores. ¿Por qué motivo alguien permanecería en una situación donde constantemente es deshumanizado?”
“Simplemente cabe plantear una pregunta: es personal para los jugadores; ¿qué es para los demás? ¿Qué va a hacerse y qué puede hacerse para contribuir del mejor modo a la creación de un entorno donde las personas puedan prosperar y en el que no se sientan deshumanizadas?”