Andrea Cassar Malta

Andrea Cassar: “Perdí casi tres años de mi vida exigiendo justicia”

Historias de futbolistas

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Andrea Cassar

Es arquero del Sirens FC, de la Premier League maltesa. En 2013, cuando estaba en el Hamrun Spartans, dos compañeros y dos miembros del comité del equipo le propusieron arreglar un partido. Este es su caso.

Tenía 20 años cuando me propusieron arreglar un partido por primera vez. Fue en enero de 2013, yo era el guardameta del Hamrun Spartans, el club de mi ciudad natal y de la Premier League maltesa. También de la selección nacional sub-21.

El día antes de un partido contra el Hibernians, estaba solo después del entrenamiento, en el vestuario, junto con un compañero de equipo. Me preguntó si quería tomar un café en un bar próximo al estadio donde entrenábamos. Tenía exámenes en la Universidad en aquel momento y tenía que estudiar y me mostré reacio, pero mi compañero fue muy insistente.

Cuando llegamos había dos miembros del comité del club –uno era el propietario del bar– y otro jugador. Me preguntaron lo que pensaba sobre el próximo partido. Les dije que quería ganar.

Ahí mismo, mis acompañantes me ofrecieron un soborno a cambio de dejarme encajar dos goles en cada mitad de nuestros próximos tres partidos de liga: contra el Hibernians, el Valletta y el Birkirkara.

Me negué inmediatamente.

Entonces me ofrecieron más dinero. También lo rechacé.

Encajamos seis goles en el primer y el segundo partido. En el tercer partido, aunque fue un asedio sobre mi portería, jugué bastante bien y desbaraté varias situaciones de gol. Los implicados perdieron mucho dinero con ese resultado porque la apuesta no prosperó, así que comenzaron a amenazarme.

Pensé para mí mismo: todo tiene un límite. Tenía que denunciarles.

Sus actos no solo estaban afectando la integridad del juego, sino que también estaban comenzando a afectar a mi carrera: al haber recibido seis goles en aquellos partidos jugados en enero, no fui convocado para la selección sub-21 en los duelos de febrero. En realidad, nunca más volvieron a convocarme.

En ese momento, el procedimiento de denuncia ante la Federación de Fútbol de Malta (MFA) no era muy bueno y el sindicato de futbolistas de Malta estaba todavía en las primeras fases de su existencia. No tenía confianza para denunciar la propuesta de arreglo de partidos a ninguno de esos organismos.

Investigué un poco online y descubrí que la FIFA tiene un portal donde podía denunciar el arreglo de partidos.

Al principio tuve una conversación anónima y, a medida que las cosas se desarrollaron, ofrecí mi información personal y denuncié a los implicados. La denuncia fue transferida posteriormente al responsable de integridad de MFA, Franz Tabone, quien me ofreció toda su ayuda.

Finalmente se presentó el caso contra esos dos jugadores y los dos miembros del comité.

No quería que mi nombre se hiciera público, aunque finalmente salió a la luz. Los principales responsables del arreglo eran peligrosos: después de todo, son delincuentes. Y dado que Malta es un país pequeño, donde todo el mundo se conoce, me sentí muy incómodo por el hecho de que mi nombre se publicara relacionado a esta cuestión.

Además, el Hamrun Spartans es el equipo de mi ciudad natal. Es mi club, el club con el que había firmado un contrato de tres años al inicio de esa temporada. Y yo estaba denunciándoles por arreglo de partidos.

Al principio tenía un acuerdo con la federación en el sentido de que si denunciaba el caso, quedaría liberado del Hamrun Spartans. Pero las circunstancias no tardaron en cambiar: la federación manifestó después que me liberarían únicamente si los jugadores y los miembros del comité eran considerados culpables.

Me encontré en una situación incómoda, donde estaba en el club con las mismas personas a quienes había denunciado por arreglo de partidos.

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Andrea Cassar in action for Sirens FC
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Otro acuerdo inicial con la federación fue que la policía me ofrecería protección durante este periodo. Pero no ocurrió en un primer momento: solo la consegí al ser amenazado por uno de los jugadores que había tratado de sobornarme.

Un día estaba dentro de mi coche cuando este jugador se aproximó a la ventana de manera muy agresiva y me ordenó que abriera la puerta. Me negué a salir y, cuando me alejaba, me persiguió con su coche. La situación era surrealista y me sentía como si estuviera dentro de un videojuego.

Al final lo perdí entre el tráfico y fui inmediatamente a la policía para denunciarlo.

En diciembre de 2014 –casi dos años después de la primera propuesta que recibí– los dos futbolistas y dos miembros del comité fueron hallados culpables de arreglo de partidos y sancionados con prohibición de jugar al fútbol de por vida. El jugador que me había amenazado y acosado también recibió sanción.

Terminé perdiendo casi tres años de mi vida luchando por obtener justicia. Cuando denuncié a los implicados por primera vez, todavía me quedaban dos años y medio de mi contrato profesional.

Al finalizar la campaña 2012/13, el Hamrun quedó relegado de la Premier y comenzó la siguiente temporada con una deducción de puntos. El club me estuvo presionando para que firmara un nuevo contrato porque supo del acuerdo de liberación que tenía con la federación.

En el nuevo contrato de dos años incluí dos cláusulas: poder ser transferido libremente al finalizar mi contrato (la norma Bosman no había entrado en vigor en Malta en aquel entonces, por lo que los jugadores normalmente no podían irse libremente), y que si el club iba a ser relegado al tercer nivel de la competición podría ser cedido en calidad de préstamo a un club de una división superior.

Con esa deducción de puntos el Hamrum volvió a ser relegado, esta vez a la Segunda División. Aunque me permitieron ser cedido en calidad de préstamo, el club bloqueó mi regreso a la Premier League y únicamente estuvo dispuesto a cederme en calidad de préstamo a equipos de Primera División. Me cedieron al Pembroke Athleta, donde ganamos la Primera División y, cuando mi contrato con el Hamrun expiró, volví a la Premier League con el Tarxien, donde mantuve la mayor cantidad de vallas invictas de la categoría en esa temporada.

Tras lo sucedido con mi caso, ha aumentado mucho más la concientización sobre el arreglo de partidos en Malta, especialmente la del sindicato de futbolistas.

En los últimos años se ha implementado la aplicación Red Button, que ayuda a los futbolistas a denunciar propuestas de arreglo de partidos de modo seguro. Mi historia podría haber sido muy diferente si hubiera tenido acceso a ella.

¿Qué es la aplicación Red Button?

Es tan importante que los futbolistas tengan esta herramienta que permite denunciar el arreglo de partidos de manera anónima. Los jugadores, especialmente los más jóvenes, necesitan sentirse seguros y empoderados durante ese proceso.

Ello contribuirá a prevenir casos como el de Samir Arab, quien no estuvo directamente implicado en el arreglo de partidos, pero no denunció al no sentirse seguro y la consecuencia fue haber sido sancionado. Yo era compañero de equipo del hermano gemelo de Samir. Cuando Samir supo lo que me había pasado se mostró reacio a apoyarme.

Es también importante que el cumplimiento de la ley reciba el respaldo de los delatores y reconozca una denuncia anónima, especialmente en una comunidad tan cerrada como Malta, donde una mal experiencia en la denuncia del arreglo de partidos podría disuadir a muchos otros posibles delatores.

El arreglo de partidos continúa siendo un problema en Malta. El problema es que algunos clubes aquí no respetan sus contratos y es mucho más fácil para los delincuentes realizar propuestas de arreglo de partidos si, por ejemplo, no han recibido su salario en seis meses.

Si eres un profesional a tiempo completo que no ha recibido sus salarios en seis meses: ¿Cómo pagas tus facturas? ¿Cómo pagas tu hipoteca? ¿Cómo alimentas a tu familia?

Esto da a los delincuentes la oportunidad de explotar a los jugadores y facilita sobornarlos. Eso es algo que debe cambiar.