Sobre
Sara Gama
A sus 33 años, es capitana de Italia y de la Juventus, además de vicepresidenta del sindicato italiano de futbolistas AIC. Ha participado en el convenio colectivo de trabajo (CCT) logrado para futbolistas de la Serie A Femminile, que entrará en vigor esta nueva temporada.
Desde el 1 de julio nuestra liga femenina es oficialmente una liga profesional de fútbol. Fue anunciado ya hace dos años y, a nivel sindical, sabíamos que deseábamos también alcanzar un convenio colectivo de trabajo (CCT) para las futbolistas.
Pero primero tuvimos que implementar los nuevos artículos para el fútbol femenino en el reglamento de la Federación italiana de fútbol e introducir el estándar para el salario mínimo. Llevó mucho tiempo y nos dejó con solo dos meses para acordar el CCT. Pero lo hemos conseguido, porque todas las partes interesadas comprendieron la importancia de tenerlo listo antes de la fecha histórica del 1 de julio.
El acuerdo es bastante completo y estamos satisfechas. Ahora nos reconocemos como trabajadoras.
El CCT organiza algunos puntos muy importantes para las futbolistas: un contrato estándar para las jugadoras, seguro, maternidad, asistencia sanitaria, tiempo de descanso y fondo de carrera. El acuerdo incluye los mismos puntos que el convenio colectivo para el fútbol masculino, teniendo en cuenta la peculiaridad de nuestro sector. Deseábamos alcanzar el mismo estándar para todos y todas.
Hemos consultado con FIFPRO para que nos aconsejara y nos ilustrara acerca de los CCT alcanzados en otros países, algo que resultó ser muy útil.
Convenios colectivos de trabajo
Un tema muy importante es el salario mínimo. Hemos tratado de hallar la solución más adecuada teniendo en cuenta el estado del fútbol femenino y escogimos el salario mínimo de la tercera división masculina [Serie C], que es un buen punto de partida.
El CCT nos proporciona más seguridad. Todas hacemos sacrificios para jugar. Hace años tenía compañeras de equipo en la selección nacional que tuvieron que tomar una difícil decisión: “Si continúo jugando, significa que no tengo un empleo’. Si querías jugar al fútbol debías poner tu futuro en riesgo porque no tenías contrato profesional como trabajadora. He visto futbolistas abandonar la selección nacional a los 25 años decidiendo evitar ese riesgo.
Eso ha cambiado ahora. Hemos organizado nuestro retiro, nuestros seguros y otros puntos. Esas cosas hacen tu vida más segura y te dan la oportunidad de jugar.
Por supuesto es importante seguir estudiando y preparándose para una segunda carrera, eso no cambia con la profesionalización. Es válido tanto para las mujeres como para los hombres.
Las cosas han ido mejorando gradualmente desde 2015, después de que la Federación italiana (FIGC) introdujera algunas normas muy importantes y los clubes más grandes comenzaran a participar en el fútbol femenino. Pero ahora tenemos el mismo estándar mínimo para todos. No dependemos de la voluntad individual de un club para implementar la cobertura de seguro para las futbolistas y el personal, por ejemplo. Ahora tenemos el mismo tipo de seguro que otros trabajadores de Italia.
Cuando recibí mi ‘busta paga’, mi nómina, consta el aporte para mi pensión. Es muy importante porque ahora estamos al mismo nivel que otros trabajadores.
Oficialmente somos las primeras mujeres atletas profesionales de Italia. Ninguna de las demás federaciones deportivas considera profesionales a sus mujeres atletas y únicamente cuatro de ellas consideran profesionales a los atletas masculinos: fútbol, baloncesto, ciclismo y golf.
Estoy de acuerdo con Gabriele Gravina, presidente de la Federación de fútbol (FIGC). Dijo que este acuerdo era un “logro de una sociedad avanzada”. En esa sociedad avanzada es importante dar igualdad de oportunidades a las personas, de eso estamos hablando.
Ha sido un largo camino. Llevo con el sindicato desde que tenía 21 o 22 años, incluso antes de incorporarme al París Saint-Germain. Tras mis experiencias en Estados Unidos y Francia, pude ver las cosas desde otra perspectiva. Por ejemplo los efectos de no poder entrenar asiduamente.
Cuando jugábamos contra otras selecciones nacionales, veíamos que las demás jugadoras eran más fuertes y más rápidas porque se entrenaban mejor. Por lo que me interesaba mejorar mis condiciones laborales y las de todas nosotras. Así es como empecé a hacer más cosas con el sindicato.
El sindicato es una herramienta en nuestras manos para mejorar nuestras vidas. Vi la oportunidad y desempeñé mi papel en el proceso con la federación y los clubes. Ahora me siento muy orgullosa porque la profesionalidad y este convenio colectivo de trabajo son nuestro legado para la próxima generación.
Este acuerdo aporta más oportunidades para las futbolistas, los clubes y la liga. Sobre el campo de juego mejoraremos como futbolistas gracias a nuestro estatus profesional. Fuera del campo de juego la liga puede mejorar su imagen, atraer más patrocinadores y proporcionar más puestos de trabajo. Estamos mejorando nuestro negocio y explorando nuevos horizontes.
