La Asociación de Jugadoras de la Liga Nacional de Fútbol Femenino de Estados Unidos (NWSLPA) llegó el mes pasado a un acuerdo colectivo histórico con su liga: las futbolistas lograron la plena agencia libre y la eliminación del draft. Con ello, se convierten en el primer sindicato del deporte estadounidense que consigue la agencia libre para todas las jugadoras.
Meghann Burke, directora ejecutiva de la NWSLPA y exarquera profesional, escribe sobre el contexto del nuevo convenio colectivo.
Por Meghann Burke
Somos el primer deporte de Estados Unidos que elimina el draft y adopta la plena agencia libre. Es un cambio transformador en el deporte estadounidense. Inglaterra, Francia, Alemania, España y México tuvieron agencia libre durante casi 30 años. Estamos llevando el deporte estadounidense al nivel mundial.
Nuestra postura siempre ha sido que nuestras futbolistas deben tener los mismos derechos que las demás en todo el mundo. Deben tener autonomía sobre sus carreras y la capacidad de elegir los entornos de trabajo que apoyen sus necesidades y su desarrollo, que es un derecho que todo trabajador debe tener.
El draft y la falta de agencia libre nos han estado frenando en nuestra capacidad de competir a nivel global. Planteamos ese punto durante las negociaciones para el CCT que firmamos en 2022. Tras el Mundial del año pasado, en el que Estados Unidos, Brasil y Canadá -los países con mayor número de internacionales en nuestra liga- fueron eliminados antes de cuartos de final, los propietarios y los clubes tuvieron que aceptar la idea de que el mundo nos estaba pasando por encima.
Durante la sesión inaugural de la negociación, planteé a los propietarios de los equipos la preocupación de que estuviéramos jugando con un conjunto de reglas mientras nuestros competidores jugaban con otro que les estaba dando una gran ventaja. La NWSL estaba perdiendo talento por culpa de un reglamento anticuado. Por ejemplo Catarina Macario se marchó porque no quería pasar por el draft.
Hay gente que piensa que la NWSL va a decaer cuando se elimine el draft. Temen que los equipos más ricos se vuelvan más dominantes, que los más débiles sean incapaces de atraer jugadoras y que la liga se vuelva menos competitiva y menos interesante. No estoy en absoluto de acuerdo.
El draft es un modelo anticuado que trata a las personas como una propiedad que se compra y se vende. No deberíamos tener ningún problema en eliminarlo. También es anticompetitivo por naturaleza. Hay un incentivo para bajar el rendimiento con el fin de obtener la mejor elección en el draft, en lugar de subir de nivel y ser competitivos para atraer a algunos de los mejores talentos del mundo.
Además seguimos teniendo límites de plantilla y un tope salarial. Todos los equipos pueden gastar la misma cantidad de dinero pero, al eliminar el draft, los equipos tienen un incentivo para ofrecer un entorno de entrenamiento competitivo, invertir en un cuerpo técnico, ojeadores y directores técnicos para tomar decisiones informadas sobre cómo construir su plantilla y el entorno del equipo. Tendrán que crear una identidad y una cultura de club de la que las futbolistas quieran formar parte.
Trabajamos con un comité de negociación de 49 jugadoras. Nuestra filosofía es que todos los representantes de las futbolistas tienen el deber de participar en la negociación colectiva. Si otras jugadoras están dispuestas a hacer el trabajo, entonces las sumamos. ¿Por qué decir que no a los miembros que están dispuestos a participar en este proceso? Es una ventaja enorme, porque ninguna persona va a pensar en todos los puntos de vista ni en todas las cuestiones. Hemos contado con la participación de jugadoras de todos los orígenes, desde veteranas hasta futbolistas en su segundo año profesional. Teníamos un amplio abanico de perspectivas, lo cual es muy importante. Las jugadoras de nuestro sindicato son brillantes y, como dirigente, lo considero una gran ventaja.
Otro tema importante fue la gestión de la carga de trabajo, que es uno de los componentes más difíciles de ejecutar. Por ejemplo, la mayoría de los clubes no son los principales inquilinos o propietarios de su estadio, por lo que no pueden controlar su sede. Los viajes también son un factor crítico de la gestión de la carga de trabajo. Nuestras futbolistas recorren entre 55.000 y 75.000 millas y atraviesan cuatro husos horarios a lo largo de la temporada. En las negociaciones, nos centramos en la frecuencia de los partidos e intentamos reducir el número de encuentros que se juegan en un periodo de tiempo. También protegimos la pausa dentro de la temporada y aseguramos una temporada baja de 28 días, y definimos cuándo se requerían vuelos chárter para gestionar las condiciones de viaje de los jugadores.
Produjimos camisetas con un eslogan para crear un momento cultural. El lema Some Said Never, We Said Now [Unos dicen nunca, nosotras decimos ahora] es un guiño a los más de 55 años de organización en este país para conseguir la libre agencia.
El camino fue allanado por iconos como Curt Flood [jugador de béisbol que desafió a la MLB en la década del '60], que luchó por la agencia libre hasta llegar al Tribunal Supremo de Estados Unidos. Aunque perdió el caso, abrió la posibilidad de un futuro en el que la agencia libre fuera posible.
Some Said Never reconoce la duda de quienes no pudieron ver el futuro que imaginó Curt Flood, un futuro en el que los jugadores tienen derecho a decidir qué equipo se adapta mejor a sus necesidades y a su desarrollo.
We Said Now habla de un momento creado por las futbolistas, que dejaron claro a la liga cuáles eran sus condiciones para el nuevo convenio y no se echaron atrás. Buscaban un cambio transformador y lo consiguieron.
Sin duda puedo reconocer que el ritmo de cambio ha sido rápido: no firmamos nuestro primer convenio colectivo hasta 2022, pero durante décadas no hubo suficientes cambios, ¿verdad? Este cambio que estamos viendo es el retraso de lo que debería haber ocurrido hace años.
Han hecho falta muchas generaciones de jugadoras, muchos años de duro trabajo, organización y defensa para que veamos lo que ha cambiado en los últimos tres años. Esto no ha ocurrido de repente.
Este contrato nos acerca a la norma mundial en torno a los derechos de las futbolistas, al tiempo que adopta conceptos exclusivamente estadounidenses en el contexto comercial.