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Alexandra Gomez
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Alexandra Gómez Bruinewoud

Alexandra Gómez Bruinewoud, asesora jurídica principal, ha sido una fuerza fundamental al definir lo que ahora se conoce como el Reglamento sobre maternidad de la FIFA.

El Reglamento sobre maternidad de la FIFA fue introducido gracias a la presión de FIFPRO. Su objetivo: que las mujeres no tengan que elegir entre ser futbolistas o madres, creando un entorno en el que puedan desempeñar las dos actividades sin tener que sacrificar ningún aspecto de una u otra.

De los estudios se desprende que las futbolistas tienden a alcanzar su etapa de máximo rendimiento poco después los hombres. Es decir, sus años más destacados en el juego suelen estar entre los 26 y los 27 años. Lamentablemente, para ese momento muchas mujeres ya han tomado la decisión de retirarse de forma temprana, sea para formar una familia o para continuar con una carrera profesional con mejores perspectivas económicas.

El resultado es que el fútbol femenino nunca se ha beneficiado del máximo potencial de estas jugadoras. De haberse quedado, no solo habrían desarrollado sus propias habilidades, sino que también habrían contribuido al nivel competitivo del fútbol a su alrededor. Por esta razón, la normativa sobre maternidad no es solo una necesidad para el individuo sino para el deporte en general.

Ya pasó un año desde julio de 2021, cuando los 211 miembros de la FIFA se comprometieron oficialmente a ratificar la normativa sobre maternidad incluida en el RETJ (Reglamento sobre el Estatuto y Transferencia de Jugadores de la FIFA). Lamentablemente, todavía no es el caso. No quiere decir que no se haya fortalecido el fútbol femenino: ha inspirado la firma de nuevos convenios colectivos de trabajo en ligas, clubes y selecciones nacionales femeninos, pero esto no es suficiente.

EL CAMINO HACIA LA REGLAMENTACIÓN DE LA MATERNIDAD DE LAS FUTBOLISTAS PROFESIONALES

Nuestro argumento clave es que las futbolistas deben ser reconocidas como trabajadoras y que este status les brinde determinados derechos laborales. Entre ellos, la protección de la maternidad y el embarazo.

Sin dudas no está exento de dificultades incorporarlo en países donde a las jugadoras no se las reconoce como trabajadoras, o incluso donde otras trabajadoras no tienen derechos de maternidad. Es parte de la razón por la que es tan crucial que se aplique completamente el RETJ. De esta manera, sí o sí, todos estaremos sujetos al mismo reglamento.

El RETJ de la FIFA define lo que es ser futbolista profesional. Si tienes un contrato escrito que estipula que ganas más dinero del que gastas en ir a entrenar, entonces eres un profesional y puedes estar protegido en virtud del RETJ.

Incluso cuando los países protegen a las jugadoras como trabajadoras con arreglo a su legislación nacional y ofrecen protección en materia de maternidad, no siempre tienen en cuenta las circunstancias tan específicas que supone ser futura madre y futbolista al mismo tiempo.

Por supuesto hay países que ya disponen de normativas sobre maternidad bastante avanzadas para sus jugadoras, algunas de las cuales son incluso mejores que las contempladas en el RETJ. Estas naciones pueden seguir ofreciendo unas prestaciones en materia de maternidad mayores cuando lo deseen, pero también tienen que asegurarse de que se respeta el estándar mínimo de protección impuesto por la Reglamentación sobre maternidad de la FIFA.

Melanie Serrano
Melanie Serrano, con sus gemelas Natura e Itzel

Cuando negociamos este reglamento en 2020 con la FIFA y otras partes interesadas, definimos los conceptos básicos a los que deberían tener derecho las jugadoras. Desde el momento en que se aprobó, quedó claro que no era suficiente, pero ofrecía las bases para mejorar este aspecto del fútbol femenino.

Ahora podemos dialogar con las jugadoras y ver cómo se sienten respecto a la normativa, cómo se lleva a la práctica y, probablemente lo más importante de todo, analizar aspectos que quizá necesiten replantearse.

Por ejemplo, la duración contractual promedio de una futbolista es de tan solo un año. Dependiendo de cómo interpretemos el reglamento, podría significar que una jugadora, con sus nueve meses de gestación y 14 semanas de baja por maternidad, tendría que quedarse embarazada más o menos tan pronto como firma el contrato para beneficiarse de las prestaciones de baja por maternidad.

Otra interpretación podría ser que, como el reglamento ofrece una protección evidente, debería entenderse que el contrato se amplía, de modo que la jugadora podría acceder a los derechos incluidos. De lo contrario, el club podría simplemente dejarla marchar tan pronto como finaliza el contrato, ignorando todas las protecciones previstas cuando el reglamento fue aprobado. Lo que está claro es que esta ampliación automática necesita quedar contemplada expresamente en la normativa para ofrecer seguridad.

Nuestra sugerencia fue que las jugadoras tuvieran una protección de al menos 180 días desde el momento en que regresaran al equipo, pero no era un acuerdo que pudiéramos alcanzar en ese momento. Ahora, 18 meses después, debería ser uno de los puntos más urgentes por abordar mientras seguimos trabajando para que el fútbol y la maternidad sean actividades complementarias.

Volver a jugar tras el embarazo: "Estamos empezando a ver los beneficios"

Tampoco hemos establecido el reglamento para los progenitores no gestantes. Nuestra propuesta era ofrecer un mínimo de 15 días de baja pero tampoco pudimos conseguir que se aprobara ese punto. De todas formas se acordó que este aspecto se abordaría en un futuro próximo.

Además, todavía debe incorporarse la adopción y las protecciones para las necesidades específicas de la inseminación artificial. El derecho a tener una familia no se detiene en la capacidad para dar a luz y debería incorporar la posibilidad de ser madre o padre mientras se es futbolista. Se puede hacer mucho más en relación con el apoyo a las madres con hijos en los clubes.

Cada jugadora, madre y mujer es diferente, y cada una de ellas tendrá una experiencia de embarazo y maternidad distinta. Pero todas ellas deberían tener acceso a las protecciones y los derechos básicos. Eso no quiere decir que los clubes y los empresarios no tengan que comunicarse para ver cómo pueden facilitar su vida a nivel individual. En un mundo ideal, se daría por hecho ese factor humano, lo que conduciría a un entorno laboral más saludable y rentable para todos.

Sin embargo, este no es un mundo ideal y no podemos asegurar ese tipo de apoyo personalizado. Pero lo que sí podemos hacer es asegurarnos de que todas nuestras jugadoras se encuentren en igualdad de condiciones. Para eso necesitamos que la FIFA sea más estricta a la hora de implementar esta normativa de forma generalizada, de modo que no pueda haber conflictos en ningún país y que nuestras jugadoras puedan ejercer su derecho a ser madres.