Khadija Timera 2

Khadija Timera construye legado para futbolistas

Mercado de trabajo femenino Caso de estudio

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El programa ‘Ready to Board’ de FIFPRO comenzó esta semana, para orientar a mujeres inspiradoras hacia funciones de liderazgo en la industria del fútbol.

Durante las próximas semanas, hablaremos con muchas de las 14 mujeres que participan en el programa, realizado en asociación con ‘Women in Football’.

Proceden de Afganistán, Australia, Canadá, Dinamarca, Guatemala, Israel, Italia, Países Bajos, Senegal, Suecia, Suiza y Uruguay.

Entre ellas se encuentra Khadija Timera, que dirige una consultoría (con sede en Londres) para aconsejar a jugadores de fútbol y de baloncesto en todo lo relativo a actividades comerciales y cuestiones jurídicas.

Timera, de origen franco-senegalés, creció en un distrito parisino de clase obrera, y obtuvo una beca para estudiar un máster en la Facultad de Derecho de California. También es boxeadora aficionada, habiendo estado a punto de calificarse para los Juegos Olímpicos de Tokio.

¿Cómo te licenciaste en Derecho?                        

Nací en el distrito 18 de París; crecí en una zona conflictiva. Cuando mis padres se divorciaron vivía en el suburbio de Gennevilliers. Fue difícil, pero allí desarrollé mi voluntad de luchar por la justicia social. Me formé como enfermera, pues quería ayudar a la gente. Me uní al sindicato de enfermeras y juntas trabajamos para solicitar un aumento salarial. Ese fue mi primer contacto con el mundo jurídico, y después acudí a la librería y compré libros de Derecho de los que no entendía nada. Así que también me matriculé en la Facultad de Derecho.

¿Cómo fue la experiencia en la Facultad?

Tenía confianza en mí misma, pero no tanta como algunos de los demás estudiantes, que procedían de un ámbito diferente. No habían tenido los mismos inicios en la vida que yo: eran hijos de algún juez o de algún poderoso abogado, por ejemplo. Solicité un reconocimiento para la actividad jurídica en la firma White and Case. Había 12 personas de éxito en el jurado. Todos estuvieron de acuerdo en que debía establecer objetivos mayores, que tenía talento para llegar a la cima. Me concedieron ese reconocimiento, y fui admitida a un máster en la Universidad de Berkeley, en California. Pero lo más importante fue escuchar a esas personas poderosas afirmar que los había dejado impresionados. Fue algo así como: ¡Wow!

“vi la dificultad de competir en África: los fondos que no llegan, el visado que no es pagado… ”

¿Cómo empezaste en el deporte?

En mi primer empleo, en la rama de inversiones de una firma jurídica de Luxemburgo, únicamente ayudaba a los ricos a hacerse más ricos. Cuando descubrí que tantos futbolistas se arruinan al finalizar sus carreras, quise hacer algo por ayudarles. Cuando establecí mi propia consulta, en París, me encontré cara a cara con agentes de jugadores y asesores en inversión financiera, que no trabajan para el mejor interés de los clientes. Todo lo que les interesa y de lo que hablan –no todos ellos, pero la mayoría- son sus porcentajes. Un jugador menor de veinte años firmó un contrato de tres años para un club famoso de Francia. Afirmé que no era cuestión de presionarle; podría sufrir una lesión, podría ser transferido.

¿Siempre has sido atleta?

Jugaba al fútbol en las calles de París. También jugaba a baloncesto y practicaba taekwondo. Cuando abrí mi consulta, hace unos cuatro años, comencé a hacer boxeo porque me ayudaba a liberar tensión. Fui al evento de calificación, y perdí en la final, en una decisión dividida. Me sentí triste de no haberlo conseguido, pero fue una gran experiencia. Aprendí que todo está en los detalles. Como parte de mi trayectoria, vi la dificultad de competir en África: los fondos que no llegan, el visado que no es pagado, el uniforme para la ceremonia de apertura, que no llega porque alguien se fue con el dinero. Todos esos atletas que bajan la cabeza porque sienten vergüenza. Las primas que no se pagan…

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¿Cómo supiste acerca del programa Ready to Board?

Estaba trabajando con Remy Ebanega, presidente del sindicato de jugadores de Gabón, y me habló de FIFPRO y del trabajo que hacéis para ayudar a los futbolistas. Cuando participé en una carrera en Senegal, vi únicamente hombres jóvenes aspirando a convertirse en futbolistas como Sadio Mané. Conocí a un jugador que había jugado en Turquía pero no había sido pagado y había vuelto. Si estos jóvenes tuvieran alguien con quien hablar, podrían cumplir una buena función. Ahora, tengo mi consulta en Londres. No deseo ser una gran y poderosa agencia que trabaja con gente famosa. Deseo llegar a las personas con el mismo objetivo, personas que desean construir un legado.

¿Cómo fue la primera semana del programa?

Por primera vez sentí que estaba en una sala con mujeres fuertes, como yo. Después de relatar nuestros casos, sentíamos que éramos iguales. Verdaderamente sentí nuestra unidad, a pesar de que no nos conocíamos unas a otras.