Graciana Revelo

Entrevista ‘Ready to Board’: Graciana Ravelo

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Graciana Revelo
Graciana Ravelo es una de las 14 mujeres del ‘Ready to Board’, un programa de la FIFPro que prepara a estas inspiradoras mujeres para asumir funciones de liderazgo en la industria del fútbol.

Graciana ejerce como abogada en Rubel Gatti, es una jugadora de fútbol sala comprometida y portavoz de la Organización de Futbolistas Uruguayas que, junto con la Mutual Uruguaya de Futbolistas Profesionales, forma parte de la Asociación de Futbolistas Uruguayos.

Graciana se trasladó a Montevideo para estudiar Derecho y ha encontrado en la organización un lugar donde compaginar su formación profesional con su deseo de contribuir al desarrollo del fútbol femenino en Uruguay. 

¿Qué te motivó para emprender una carrera en la industria del fútbol?

Juego al fútbol desde pequeña, así que siempre me he sentido muy conectada con este deporte. Me uní al sindicato en 2018. Es una organización creada desde la nada y formada por un pequeño equipo cuyo objetivo común es mejorar las condiciones de los futbolistas. Estoy verdaderamente entusiasmada con esta labor.

¿Puedes contarnos algo más sobre tu trabajo?

En este momento, todos trabajamos de forma altruista, aportando cada cual nuestra propia experiencia. En calidad de abogada, pongo mis conocimientos y servicios a disposición de aquellos jugadores que necesitan asistencia jurídica, pero todos tenemos un objetivo común.

Queremos abrir el camino para desarrollar una estructura para los jugadores, especialmente las mujeres, en la que se sientan apoyados en sus carreras.

“En Uruguay, el fútbol femenino se considera un hobby, y eso es algo que tenemos que cambiar”

— por Graciana Ravelo

¿Cómo crees que avanzará tu carrera en la industria del fútbol?

Para mí todo depende del desarrollo de la organización, porque esta última prosperará con las personas que trabajamos en ella. Por supuesto, a nivel personal, estoy centrada en crecer profesionalmente, pero es importante visualizar los objetivos a nivel colectivo, no solo individual. Mi principal motivación es desarrollar la Asociación de Futbolistas Uruguayos como una entidad, y para ello se necesitan algunas aptitudes y cualidades.

Es una de las razones por las que me siento tan feliz de formar parte del programa ‘Ready to Board’, ya que me ayudará a comprender y a dominar las capacidades de liderazgo necesarias para llevar al sindicato al siguiente nivel.

¿Hay obstáculos específicos a los que deban enfrentarse las futbolistas en Uruguay?

Debemos superar un sinfín de obstáculos. No tenemos las condiciones de entrenamiento adecuadas, ni tampoco los equipos o el interés de los aficionados para mejorar el juego. Las jugadoras tienen que sufragar sus propios gastos, por ejemplo, la equipación y los viajes, y es muy común que los clubes femeninos organicen eventos de recaudación de fondos para seguir jugando.

Las jugadoras tienen que hacer malabares para conciliar su actividad laboral con el fútbol, lo que significa que muchas tienen que elegir entre ambas opciones. Por ejemplo, yo voy a trabajar a las 10:00 y vuelvo a casa sobre las 18:00; luego voy directamente a entrenar, en parte porque es la única hora en la que todo el mundo puede hacerlo.

¿Han perfilado tus propias experiencias como jugadora tu trayectoria profesional?

Sin lugar a dudas, han despertado mi conciencia social al respecto. El fútbol nunca iba a ser una opción de carrera para mí. En Uruguay, el fútbol femenino se considera un hobby, y eso es algo que tenemos que cambiar.

Cada esfuerzo individual por el cambio social es como una pequeña semilla plantada; todas y cada una de las acciones propician un cambio positivo. Una vez que comencemos a plantar estas semillas juntos, podremos empezar a crecer realmente. El mero hecho de jugar al fútbol en calidad de mujer marca la diferencia, ya que estás adoptando una postura política en contra de que este deporte esté reservado a los hombres.

¿Cuál es tu experiencia con el programa ‘Ready to Board’ hasta la fecha?

Estoy muy orgullosa de estar aquí. En América Latina, tendemos a pensar que estamos muy atrasados, pero cuando hablas con mujeres de países ‘más avanzados’ queda patente que también ellas experimentan muchos de estos problemas. Esto me hace darme cuenta de que no estamos solas, que estamos pasando por lo mismo y que podemos compartir nuestras experiencias y trabajar para hacer las cosas mejor.

Los formadores son fantásticos. Ya me han ayudado a reconocer los puntos fuertes que puedo utilizar a mi favor, así como los puntos débiles que debo mejorar para consolidarme como una líder.