Sobre
Andisiwe Mgcoyi
Fue una de las primeras sudafricanas que jugó en Europa al fichar en 2013 por el club eslovaco Nove Zamky. La delantera trabaja hoy con jugadoras juveniles para ofrecerles las oportunidades que ella nunca tuvo.
No creo que las cosas hayan cambiado de verdad desde que comencé mi carrera.
El centro de atención continúa siendo el fútbol masculino, particularmente en África. En algunos países europeos los equipos femeninos tienen una consideración muy diferente. Reciben el respeto que merecen. Nuestro equipo femenino se ha clasificado anteriormente para la Copa Mundial, pero nada ha cambiado realmente.
Tenemos una liga que no es plenamente profesional –es semiprofesional en el mejor de los casos– y solo tres o cuatro clubes se acercan a la profesionalidad. Esto significa que nuestra selección nacional no puede competir contra los grandes equipos de Europa y en países como Estados Unidos y Brasil. Las entidades futbolísticas también deben hacer más para apoyar a los equipos.
Uno de los problemas es que el fútbol femenino no está muy bien comercializado. Podemos observar muchos partidos internacionales en la televisión sudafricana pero los partidos del fútbol femenino local no se muestran con regularidad. Creo que si fueran emitidos en TV más personas estarían interesadas y apoyarían a nuestros propios equipos.
Las Banyana Banyana [selección sudafricana femenina] ganó la AFCON/CAN femenina por primera vez este año y esta podría haber sido la ocasión para que las cosas cambiaran. Pero no ha sido así. Pese al excelente hacer de la selección femenina, no se les presta gran atención.
Se hicieron muchas promesas tras ganar el torneo y, aunque en su mayoría se cumplieron, creo que los directivos del fútbol deben hacer más por el equipo y las jugadoras. Como campeón africano, el equipo se ha clasificado para la Copa Mundial y esta vez debemos hacerlo mejor que en anteriores competiciones. Pero por esa razón, la preparación debe ser al cien por cien. Y no veo que lo sea.
Dado que un mayor número de futbolistas van al extranjero, aumenta la importancia de un sindicato de futbolistas. Afronté muchos problemas cuando jugaba en Kosovo: no podíamos salir, teníamos que permanecer en nuestras habitaciones y podíamos ir únicamente al entrenamiento y los partidos. No se respetaron muchos de los compromisos económicos. Fue la razón por la que volví a Sudáfrica.
Este es el tipo de cosas que las futbolistas juveniles deben poder evitar. Debes comenzar a enseñar a las futbolistas desde que son muy jóvenes. Por esa razón, las academias son muy positivas.
En mi club, el Mamelodi Sundowns, tenemos una academia y las futbolistas aprenden desde muy jóvenes todo lo que necesitan saber. A medida que avanzan están equipadas para manejar situaciones. Participo en el entrenamiento del equipo sub-15 y puedo verme haciendo algo similar cuando deje de jugar.
Las mujeres futbolistas no tienen las mismas oportunidades que los hombres. Pese a marcar en la primera final de la Liga de Campeones Femenina de la CAF, en 2021, pese a haber jugado en los Juegos Olímpicos y en muchos países europeos, poco puedo presumir de ello. Todavía vivo de alquiler. No tengo mi propia casa.
Eso solía enojarme, pero dado que trabajo con futbolistas juveniles, me concentro en ello, en su lugar. Deseo generar un cambio para ellas, para que no tengan que pasar por lo que pasé yo: para que tengan una vida mejor y disfruten del fútbol.
>Pero me temo que esos cambios requerirán mucho tiempo.
En Europa, algunos de esos cambios han comenzado ya, y las jugadoras juveniles pueden permitirse adquirir una vivienda y un coche, pero en África es muy diferente.
Tenemos muchas leyendas del fútbol, como Portia Modise [primera futbolista africana en marcar más de 100 goles a nivel internacional] y Veronica Phewa, y algunas de ellas afrontan dificultades. Allanaron el camino para las que llegaron después, pero muy pocas tienen algo que mostrar por sus muchos años de sacrificio.
Y lo que es incluso más decepcionante: la situación ha cambiado tan poco.
Esperemos que las futbolistas juveniles que llegan tengan condiciones mucho mejores, pero mientras tanto el tiempo pasa. No deberíamos hablar de ello durante años. Eso debe cambiar, y ese cambio debe ocurrir en África, no solo en Europa y América.
Las cosas deberían haber cambiado ya, pero todavía sufrimos lo mismo que nuestras leyendas sufrieron cuando jugaban. Cuando las futbolistas alzan su voz o luchan por sus derechos, como hicieron en Europa y en Estados Unidos, se les escucha y las cosas pueden cambiar.
En Sudáfrica, muy pocas personas alzan la voz para que las cosas cambien. Y cuando la gente así lo hace, se les suele etiquetar de malas personas o problemáticas, tan solo porque dicen la verdad. Por eso creo que las cosas no cambiarán nunca, o que requerirá tiempo. Trato de cambiar las cosas, desarrollando a nuestras futuras estrellas: las futbolistas que tendrán un futuro mejor gracias al fútbol.
