Alvario Dionisio

El drama de Alvaro Dionisio: "Tuve un exceso de confianza y me engañaron"

Tráfico de personas Historias de futbolistas

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Alvario Dionisio
  • En julio de 2019, llegó de Argentina al país ibérico con la ilusión de encaminar su carrera en el fútbol europeo, pero al cabo de un año no le pagaron ni un mes del sueldo
  • Permaneció encerrado durante meses en una casa, sin dinero, junto a una decena de futbolistas que se encontraban en la misma situación.
  • De la mano del Sindicato de Futbolistas de Portugal, decidió iniciar una demanda judicial contra el club que lo había contratado

"El peor momento de mi pesadilla en Portugal fue entre julio y agosto de 2.020. Llevaba un año allí, no había cobrado ni una moneda de mi sueldo, apenas había jugado 8 partidos y nunca me habían pagado. Estaba encerrado en una casa sólo con dinero para comprar la comida, lejos de mi novia. Era desolador".

Las palabras de Álvaro Dionisio permiten apenas acercarse al drama que atraviesa un futbolista cuando se ve preso de una red de estafas y de tráfico de jugadores en algún rincón del mundo.

El mediocampista argentino de 23 años fue uno de los casi 25 jugadores argentinos que fueron engañados por un grupo de falsos representantes, presuntos inversionistas y dirigentes de las divisiones inferiores del fútbol de Portugal.

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Hoy, a casi dos años del inicio de su pesadilla y ya recuperado mientras juega en el fútbol de Grecia, se abrió a contar su drama a FIFPRO, con el fin de evitar que cualquier otro futbolista que intente encontrar su destino en el fútbol europeo, caiga en las mismas redes de la mentira y el abandono.

"Fue horrible lo que viví, pero siempre intento mirar el lado bueno a las cosas. Creo que me hice más fuerte y aprendí a desconfiar en el mundo del fútbol, algo que puede terminar siendo bueno para tomar las decisiones correctas", afirmó Dionisio en una entrevista con FIFPRO.

Precisamente, en las últimas horas FIFPRO informó que el Gobierno de Portugal y el Sindicato de Futbolistas del país luso, SJPF, trabajan en conjunto para intentar desbaratar una red de falsos representantes de futbolistas y de tráfico de personas.

De acuerdo al cuerpo de abogados del sindicato portugués, el modus operandi responde casi siempre a los mismos patrones: se eligen como víctimas a futbolistas de países fuera de Europa que generalmente se trata de jugadores que nunca antes habían firmado contratos profesionales y estaban perdidos en las categorías inferiores de los clubes.

Era junio de 2019 cuando Dionisio no encontraba el rumbo en su carrera como futbolista. Tenía 21 años, ya había pasado por las divisiones inferiores de Estudiantes y de Gimnasia, ambos de La Plata, y de Defensa y Justicia.

Fue entonces, cuando apareció una oportunidad que creyó única: ir a jugar al fútbol del ascenso en Portugal y cobrar en la moneda Euro.

“Una especie de representante me dijo que había quedado en la preselección. Al mes y medio me mandaron los pasajes de avión y volamos a Portugal ”

— por Alvaro Dionisio

"Me avisó un amigo que estaban haciendo pruebas en Buenos Aires. Había un montón de chicos en el lugar. Después de jugar un poco, una especie de representante me dijo que había quedado en la preselección. Al mes y medio me mandaron los pasajes de avión y volamos a Portugal el 16 de julio de 2019", relató el mediocampista.

Dionisio había arribado al campo de entrenamiento del AD Olivairense, de la tercera división. Ya en su primer contacto con el resto del equipo notó que algo no funcionaba de la manera correcta.

"Ahí me enteré de que también habían hecho pruebas en Rosario. Éramos demasiados futbolistas. Un grupo de 25 futbolistas entrenaba en el turno mañana y otro grupo de 25 en el turno tarde. Era un sinsentido. Ya éramos sólo 25 argentinos y en esa categoría sólo se permiten a 6 extranjeros por equipo", describió.
Al cabo de unos pocos días, Dionisio fue enviado junto a otros 16 compatriotas al club Mirandes, de la Cuarta División, ubicado en el pueblo Miranda de Duero, de apenas 2.000 habitantes.

"Ahí empezaron los problemas. En principio yo había acordado un contrato de tres años. Ahora, me decían que iba a firmar un contrato por un año y por menos dinero. Además, nos dijeron que el sueldo iba a ser pagado por un inversionista argentino (de iniciales S. D.) que vivía en EEUU".

"Empezamos a hablar con esta persona y nos comenzó a dilatar los pagos desde un principio. A las pocas semanas, en el club nos decían que los cheques que había mandado para nuestros sueldos no tenían fondos. Supuestamente, el arreglo era que el club nos daba techo y comida y esta persona pagaba los salarios. Pero la realidad es que entre agosto y enero no vimos un euro", se lamentó.

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Ya en marzo, la situación se volvió peor. Cinco argentinos habían abandonado el barco y quedaban 12 compatriotas acumulados en una casa del pueblo portugués. No tenían dinero y encima dejaron de competir debido a las restricciones impuestas por la pandemia del coronavirus.

"Nos pasábamos todo el día en la casa. Nos dejaban salir a correr de a dos, pero estábamos encerrados en ese lugar. Por suerte, mucha gente nos ayudó. El panadero del pueblo nos traía comida, el dueño del gimnasio nos dejaba entrenar gratis, una vecina nos invitaba a cenar al patio de su casa".

Si bien el presunto inversor mantenía el diálogo pero no atendía los reclamos salariales, el punto de quiebre se dio cuando desde la dirigencia del club se les pidió a los jugadores que firmaran un polémico documento: "No habíamos cobrado nada y en un momento vino el presidente del club para que firmemos un papel como si hubiéramos cobrado todos los meses. Nos decía que era para entregar a la Cámara del Pueblo porque nos querían echar de la casa, pero ese documento sabíamos que era para mandarlo a este inversor.

Después de eso, me puse en contacto con el Sindicato de Futbolistas de Portugal y resolví demandar judicialmente al Mirandes". El sindicato les otorgó a los futbolistas un pago de 350 euros mensuales para que puedan al menos disponer de un mínimo de dinero.

“Lo que aprendí es que hay que averiguar todo bien. Hay que preguntar todo, no solo con el intermediario, sino con la gente del club”

— por Alvario Dionisio

"Los del sindicato nos dijeron que esto era una práctica habitual allí. Lo que generalmente hacen es traer un grupo de muchos jugadores de estos países y apuestan a que uno tenga éxito en el primer nivel. Con el dinero que pueda generar ese único futbolista se encargaban de pagarles los sueldos a todo el resto. Pero si ese jugador no aparecía…", reflexionó.

Una vez que se presentó la denuncia judicial, el inversor argentino que vivía en EEUU desapareció del mapa y el grupo de 12 futbolistas compatriotas se desmembró: algunos regresaron a su país natal, otro se fue a Alemania y unos tantos, como Dionisio se acomodaron en otros clubes portugueses: Dionisio se mudó al club Bragança, donde pudo terminar la temporada sin problemas una vez que se reanudó la actividad deportiva del país.

Después, el jugador regresó a Buenos Aires de vacaciones y hoy milita en el club Almyros, de la Tercera División del fútbol de Grecia.

"Lo que aprendí es que hay que averiguar todo bien. Yo quizás tuve un exceso de confianza y me engañaron. Hay que hablar, preguntar todo, no solo con el intermediario, sino tratar de hablar con la gente del club al que vas a llegar. Hay millones de casos de jugadores que les mienten y después les arruinan sus carreras", reflexionó el argentino.